La directiva del Ourense ha denunciado a los jugadores, técnicos y empleados que se personaron en sus trabajos para entregarles una petición de dimisión por escrito. Se han sentido coaccionados y acudiendo al Juzgado se hacen los dignos. La dignidad que les falta para señalarse, más allá de dimisiones de cara a la galería o de justificaciones ofensivas como la de que no se paga porque no hay con qué, como los responsables de uno de los mayores despropósitos económicos en la historia del club. Y el listón estaba alto. Sus aciertos han quedado sepultados por dramáticos errores de previsión y gestión, pero nada resulta más demencial que echar basura sobre los que lo han padecido. Esos empleados que dan una lección de dignidad. Las únicas víctimas.