El Ourense se adentra en terreno minado. La liga no permite ya pasos en falso en partidos que estarán condicionados por la tensión. El domingo (12.00 horas) jugará en Alcalá en una atmósfera hostil por la necesidad de puntos que acucia al penúltimo clasificado. Su salvación pasa por el Municipal de El Val, donde los de Luisito expondrán el colchón que le separa de las posiciones comprometidas.

El Alcalá se ha propuesto movilizar a su afición para crear un ambiente que ayude a conseguir la victoria, como ya sucedió en cinco de los nueve partidos que jugó en su feudo desde la llegada al banquillo de Antonio Acosta. Tres más los empataron y solo perdieron uno, el último. El tropiezo contra el colista Marino enfrió una remontada de campeonato y el pasado domingo solo pudieron empatar ante el Rayo B, por lo que un triunfo ante el Ourense es indispensable para evitar la desesperación.

Con esa tónica se han disputado varios precedentes del duelo entre ourensanos y complutenses. El primer partido caliente se remonta al 27 de mayo de 1990, en la última jornada de liga en Segunda B y con los dos equipos amenazados por el descenso. Ganó el Ourense en O Couto con un gol en el minuto 25 de Quecho, tras superar con una vaselina al portero visitante.

Quico Aguilar, entrenador de los madrileños, lamentó en la rueda de prensa la permisividad del árbitro, Santamaría Uzqueda, con los lances violentos que llegaron a poner en riesgo la integridad de los jugadores, según recoge la crónica.

Justo 16 años después el estadio ourensano volvió a vivir escenas de tensión entre el Ourense y el Alcalá, a pesar de que ya estaba matemáticamente descendido. Los rojillos evitaron la promoción de permanencia en la última jornada con una victoria sobre los madrileños que condenó a los canarios del Castillo. Pese a los buenos augurios que trasmitían los transistores y a que el Ourense ya ganaba desde el minuto 17 con un tanto de Jaime Noguerol, el tapón de la tensión saltó cuando el árbitro pitó el final. Los jugadores de los dos equipos se enzarzaron en un tumulto en el que tuvo una participación destacada el técnico de los rojillos, Manolo Tomé. El moañés personificó en el defensa del Alcalá Fran sus reproches a la actitud del rival. Las suspicacias que levantaron los madrileños se acentuaron en la segunda parte por una supuesta llamada al vestuario para echar más leña al fuego de las propinas.

Tomé cargó contra los visitantes: "El número cuatro (Fran) estaba muy interesado en que el árbitro descontase más tiempo. Escupió a algún jugador del Ourense y le dije que estaba en Tercera. Las verdades ofenden y se encaró (...) Está claro que tenían prima, porque no es normal que no tiren el balón fuera. Es un pena ver a algún jugador de Primera División (Pier) convertido en un futbolista de barrio". Tomé había llegado al Ourense dos semanas después de la derrota en Alcalá que le costó el puesto a Milo Abelleira. El pontevedrés criticó aquella tarde de 2006 las interferencias de la directiva.

Las emociones fuertes también encendieron el partido de la primera vuelta, en el que Antonio Acosta cogió las riendas del Alcalá. El arbitraje de Ruiz Álvarez crispó a propios y extraños y los rojillos fueron los que menos controlaron los nervios, ya que Capi fue expulsado por insultar al delantero Montero tras recibir un codazo y Yebra vio dos amarillas en ocho minutos.

La última media hora fue un lío monumental del que el Ourense salió airoso gracias a dos jugadas de Jaime Noguerol que Jona transformó en los goles de la remontada. Los roces prosiguieron tras el pitido final de un partido que se saldó con 14 tarjetas amarillas y dos rojas. Una vuelta después, los de Luisito puede jugar a favor de presión.