Ocho jugadores celestes (nueve si finalmente Abel Resino se decide a convocar a Levy Madinda) vivirán por primera vez el viernes el clásico gallego en Riazor: dos de los tres fichajes invernales, Danjiel Pranjic y Vadim Demidov, el canterano Jonny, el danés Michael Krohn-Dehli y el surcoreano Park, el portero Javi Varas y los argentinos Augusto Fernández y Gustavo Cabral, dos hombres curtidos en toda clase de encuentros de rivalidad.

La mayoría ya han experimentado el derbi en Balaídos durante la primera vuelta y afrontan ahora un segundo asalto mucho más intenso y dramático por la crítica situación de ambos equipos y la obligación de tener que luchar en territorio hostil por tres puntos imprescindibles en la carrera por la salvación.

La consigna de Abel es clara: corazón caliente y cabeza fría. El técnico ha pedido a sus jugadores que intenten obviar el aspecto emocional, se abstraigan del ambiente y concentren todos sus esfuerzos en el juego. Y parece que el mensaje -así se desprende al menos de las palabras de los jugadores- ha calado en el plantel, que lo repite como un mantra.

El croata Pranjic y el noruego Demidov, dos de los tres refuerzos invernales, se disponen a vivir su primer clásico. No han vivido aún el ambiente de Riazor pero ambos tienen sobrada experiencia en encuentros de alta tensión, sobre todo el balcánico, que ha afrontado duelos de máxima rivalidad en cuatro campeonatos diferentes: el croata, el alemán, el holandés y el portugués. Pranjic no ha dudado en calificar el duelo ante el conjunto que dirige Fernando Vázquez como "el partido más importante" de los once que restan por disputarse. En opinión del futbolista balcánico, principal candidato para ocupar en Riazor la vacante por lesión de Álex López, el Celta no puede desaprovechar otra oportunidad a domicilio. "Es un partido que necesitamos ganar si queremos seguir en Primera", declara.

Vadim Demidov conoce Riazor de su etapa en la Real Sociedad, si bien no ha vivido la hostilidad de la hinchada herculina contra el eterno rival. "He jugado derbis en la Liga española y también en Riazor con la Real Sociedad, así que conozco el ambiente. Es un choque especial y que hay que ganar", señala el zaguero de origen ruso, que ve ante todo una gran oportunidad para acabar con la pésima racha del Celta lejos de Balaídos y dejar muy tocado a un rival directo en la lucha por la permanencia. "Es un partido especial y una buena oportunidad para empezar a sacar puntos fuera de casa, pero también tenemos que verlo como un partido más de los once que quedan. Si ganamos los dejamos a nueve puntos", apunta Demidov. Y puntualiza: "Los dos no jugamos lo mucho porque ambos necesitamos los puntos para salvarnos. Es un partido importantísimo para ambos".

El canterano Jonathan Castro, Jonny, es probablemente el futbolista que afronta con mayor ilusión la cita de mañana. "Es un partido muy especial para los jugadores de la casa. Llevo ya años viviendo derbis más minúsculos y este lo pillo con todas las ganas del mundo", confiesa el lateral celeste, que detalla: "No es lo mismo jugar en Abegondo que en Riazor, con toda ese despliegue de gente. Hay que disfrutar al máximo del ambiente pero sobre pensar que es un partido que tenemos que ganar. Solo hemos conseguido cuatro puntos fuera de casa y esto es algo que tenemos que resolver. No estaría nada mal empezar ganando en Riazor".

El sevillano Javi Varas, mientras, prevé un duelo bastante más duro que el de la primera vuelta. "Es mi segundo derbi con el Celta y creo que va a ser más intenso que el de la primera vuelta por la situación que atravesamos los dos equipos. Tengo ganas de que llegue, de disfrutar del ambiente y sobre todo de darle una alegría a la afición", dice.

Los argentinos Augusto Fernández y Gustavo Cabral mantienen, por su parte, un discurso casi idéntico. "Los derbis se juegan con la mente fría y el corazón caliente, y eso no se puede negociar. Sea cual sea el resultado, dentro de la cancha tenemos que darlo todo", sentencia el centrocampista. "En este tipo de encuentros la premisa es tener el corazón caliente y la cabeza fría. Esto significa jugar con el corazón a mil pero sin perder la concentración ni precipitarse en las decisiones. Los defensas, por ejemplo, tendremos que evitar las entradas fuertes", apunta el zaguero.