Ha concedido tres jornadas de descanso a sus hombres y no puede ocultar la satisfacción de tener la permanencia casi en las manos, pero Magí Serra no pierde la prudencia que siempre le ha caracterizado y asegura que "no está hecho y aún tenemos que rematar el trabajo o esperar que los otros [el Zamora] no esté muy bien". La única opción que alejaría al Cangas de la salvación sería perder ante Huesca y Puente Genil y que Zamora gane a Granollers, Guadalajara y Anaitasuna. "La permanencia es virtual, pero no definitiva", sentencia el técnico catalán.

Serra señala que quedan dos partidos por delante, pero que todo puede acabar con final feliz el próximo martes, si el Zamora no derrota al Granollers en el encuentro aplazado de esta pasada jornada. "Ya sabríamos que estamos salvados antes de ir a Huesca, pero independientemente de esto nosotros seguiremos trabajando fuerte, de eso no cabe duda, aunque también es cierto que lo haríamos de forma más relajada, más tranquila", afirma.

Eso sí, el preparador no esconde que el sábado "fue uno de los días más felices de mi vida deportiva", y lo razona en que "era un partido muy difícil y lo hicimos a la perfección. No nos sorprendieron en nada. Sabíamos que no era un partido para extremos, pero sí para tener espacios entre extremo y lateral, para jugar con el pivote...". La clave era "frenar su contragolpe directo" y crecer poco a poco en el encuentro. "Le dije que sería un partido tenso, igualado, y que nosotros teníamos que estar como un león, preparados para cuando ellos bajasen un poco para salir a rematarlos", señala de forma muy gráfica.

La lesión de Chapela, admite, sirvió de acicate para el golpe final. "El equipo se vino arriba, sin sus centrales [Rubén no pudo jugar por lesión], dio un paso adelante en el aspecto defensivo... Se creció ante la adversidad", manifiesta, antes de reconocer el trabajo de Filip Vujovic. "Ha estado entrenando de central por si surgía alguna contingencia y ha servido de algo", señala Magí Serra.