Mantener la intensidad y el nivel competitivo. Ese es el mensaje que el entrenador del Alondras, Antonio Fernández, desliza a su plantilla después de la dolorosa derrota ante el Racing Vilalbés la más contundente de los cangueses en lo que va de temporada. Fernández admite que aunque los 45 minutos iniciales de los suyos fueron buenos, en la segunda mitad se perdió la intensidad y eso les costó el partido. “No fuimos lo competitivos que debemos ser. Hay que tomarlo como un aviso para saber que tenemos que dar nuestro máximo nivel. Cuando no lo estás en esta categoría lo acabas pagando”, manifiesta.

El preparador apunta, no obstante, que el castigo recibido “fue excesivo para lo que ellos crearon y se debe más a deméritos nuestros. Tuvimos la primera parte completamente controlada y con ocasiones, pero el hecho de salir de vestuarios con menos tensión nos costó muchísimo”. Estar por detrás en el marcador hizo cambiar el plan del encuentro, “tuvimos que arriesgar mucho más, justo lo que menos queríamos para poder jugar con su necesidad”. Además, la irregularidad del Vilalbés no supone que no disponga de un buen equipo que en su feudo goleó a Compostela y Somozas y empató ante el Boiro.

El cansancio pudo haber sido uno de los factores que influyó en el resultado final, a pesar de que Antonio Fernández intentó distribuir minutos entre todos sus jugadores. “Gabri sí que jugó los tres partidos y lógicamente no tenía esa frescura en los desmarques, pero es algo que hay que asumir”, apunta. El delantero es el único que, tras la marcha de Mintegui, no tiene relevo natural en la plantilla. Abel y Pablo fueron baja y el Alondras formó con un mediocampo inédito. “Rindió bien en la primera mitad, pero en la segunda, cuando ya tuvimos que asumir balón, estuvo peor”, señala.

Fernández asegura que las conclusiones “no pueden ser positivas” y que es necesaria “una reflexión”, pero también tiene los pies en el suelo para significar que “nuestro objetivo es estar en una posición cómoda y lo estamos consiguiendo. Somos octavos (con 15 puntos en el casillero). A mí lo que me importa es competir y en este sentido estoy orgulloso de la plantilla”. Su diagnóstico del equipo no es preocupante, y habla de una escuadra que “está bien, aunque quizás le sobre algo de ansiedad. Es cierto que no tenemos esa identidad con el balón que teníamos en el arranque de temporada, pero hay que recuperarla”. Señala que “no somos ese equipo alegre, pero lo achaco a esa falta de confianza que puede haber y a la acumulación de partidos. Tenemos una plantilla reducida y cuando pasa eso, los malos momentos se notan algo más”.