Al margen del único precedente en el siglo XXI de salvación del Cangas en la última jornada, en la recta final del pasado siglo el conjunto de O Morrazo vivió otras tres situaciones casi agónicas para acabar consiguiendo el premio de la continuidad en la Liga Asobal, en todas ellas bien a través de liguilla de permanencia, de promoción, o incluso de ambas.

La primera experiencia de este tipo fue en la campaña 95-96, en la que el Cangas acabó en la decimotercera plaza con 23 puntos. Eso le condenó a disputar una promoción ante el Ivesur Málaga, que buscaba su ascenso desde la División de Honor B. Los cangueses perdieron en la ida 31-29 pero fueron capaces de remontar en la vuelta en O Gatañal gracias a un 27-22.

En la 97-98 el sufrimiento se extendió aún más. El Frigoríficos acabó la Liga penúltimo con 15 puntos y tuvo que disputar una liguilla entre los cuatro últimos. El Altea logró la salvación directa al totalizar 15 puntos en la misma y el Cangas entró en la promoción gracias a su triunfo ante los alicantinos en la última jornada (30-31), condenando al Octavio al descenso. Ya en la promoción ganó al Pozoblanco los dos partidos (27-25 en Cangas y 21-25 en la vuelta). En la 98-99 la permanencia llegó también a través de una liguilla entre los cuatro últimos en la que el Cangas fue primero.