El destino fue ayer tremendamente cruel con el Balonmán Cangas-Frigoríficos del Morrazo. En un partido a cara de perro, a vida o muerte, el conjunto cangués dispuso de una bala de oro, un penalti con el tiempo cumplido que habría significado la victoria ante el Puente Genil y dos valiosos puntos. Pero el portero visitante se vistió de héroe y detuvo el lanzamiento de Alberto Casares, con lo que el marcador final fue un 25-25. Un resultado insuficiente, aunque deja con vida al Cangas.

El encuentro de ayer en O Gatañal era vital para los dos equipos, pero para el Cangas lo era todavía más. Los jugadores de Víctor García "Pillo" salieron como una moto, dispuestos a ir a por su rival y arrancaron con un parcial de 2-0. Los visitantes fueron capaces de sobreponerse a esa efervescencia inicial del Frigoríficos y con los goles de Cuenca y Chispi Vázquez igualaron y dieron la vuelta al electrónico. Durante el primer tiempo la igualdad fue máxima entre ambos conjuntos y la tensión era palpable en cada jugada, en cada protesta a los árbitros.

Aún así, los cangueses consiguieron volver a abrir hueco gracias a un inspirado Suso Soliño. Un parcial de 3-0 con goles de Alberto Casares (que ayer volvía con el primer equipo a O Gatañal tras su larga lesión), Suso y Potic sirvió al Cangas para hacer su primer demarraje y colocarse con un 12-9 (min.22). Los locales, después de que Hermones detuviese un balón a Chispi Vázquez, tuvieron una posesión para ponerse cuatro goles arriba. Pero de un posible 13-9 se pasó a 12-13. El conjunto de Joaquín Soler reaccionó con goles de Chispi, Domenech en dos ocasiones y Josic para voltear el electrónico. Pese a ello al descanso se llegó con un 14-14 que dejaba todo por decidir.

El segundo tiempo comenzó casi de una manera premonitoria. De la Hita sustituyó en la portería a Jorge Oliva y en su primera acción detuvo un lanzamiento de siete metros a Suso Soliño. En esos primeros instantes el Puente Genil volvió a ponerse por delante, pero fue algo momentáneo.

El conjunto de Pillo retomó de nuevo el mando. Primero fue Potic quien puso un 19-17 y luego fue Moisés Simes quien el minuto 42 colocaba un 20-18, que obligaba a Soler a pedir de nuevo tiempo muerto.Fueron los mejores minutos del Cangas, que catapultado por una excelente actuación de Pedro Hermones bajo los palos, consiguió a base de mucho sufrimiento ampliar esa ventaja hasta los cuatro goles. Fue hasta en dos ocasiones: 22-18 en el minuto 46 y 23-19 al filo del minuto 51.

A partir de ahí la tensión subió varios grados y el Puente Genil fue capaz de recortar diferencias con dos goles consecutivos de Moya y Moreira. Dos tantos que volvían a meter en el partido a los cordobeses con casi ocho minutos por delante. Finalizar cada acción costaba sangre, sudor y lágrimas. Los últimos goles del Cangas fueron un penalti transformado por Casares y un balón rebañado por el capitán Dani Cerqueira.

Los últimos cinco minutos fueron de verdadero infarto, con un Puente Genil que se lo jugó todo por el todo con una doble defensa mixta sobre David y Muratovic. La jugada le salió bien a los visitantes. Los colegiados señalaron dos faltas en ataque consecutivas al Cangas, de las cuales al menos una de ellas era mucho más que discutible, y se ganaron las iras de O Gatañal. Dos goles consecutivos de Chispi y otro de Rudovic situaron un 25-25 con un minuto por delante.

Esos últimos segundos fueron de auténtica locura. El Cangas aguantó para jugarse el balón a cara o cruz y casi sobre el límite del tiempo Nikola Potic se disponía a lanzar un cañonazo cuando fue objeto de una flagrante falta por parte de Rudovic. Los colegiados, después unos instantes de indecisión y consultas, aplicaron a rajatabla el reglamento y brindaron al Cangas su gran oportunidad ante la desesperación del Puente Genil: descalificación de Rudovic y lanzamiento de siete metros favorable a los locales con el tiempo cumplido. Pero ayer no era el día de los cangueses y De la Hita, que había empezado el segundo tiempo parando un penalti, concluyó adivinando la intención de Alberto Casares. El central había anotado los otros dos penaltis que lanzó previamente, pero en el tercero no tuvo fortuna.

Al final la alegría fue para los cordobeses y la desolación para los cangueses, con la miel en los labios.