El Amfiv consolida su condición de suministrador fiable de la selección española. Lo fue desde los tiempos de su fundación, con Pablo Beiro como primer paralímpico gallego. Berni Costas ha sido internacional con regularidad y Mouriz inició su trayectoria internacional en su etapa en Vigo. Agustín Alejos y Vicki Alonso son los representantes olívicos actuales en los combinados absolutos. Y ahora se les une Manu Lorenzo, de forma puntual pero como indicio de su gran proyección. Será uno de los tres sub 22 que compartirán trabajo con los séniors del 1 al 5 de enero, en una concentración. "Ha sido una sorpresa. Es un sueño jugar con ellos", confiesa Lorenzo. "Entrenar con ellos me ayudará. Tienes que aguantar siempre la misma intensidad. Como bajes un segundo, lo has perdido todo".

Al ferrolano se le acumulan las tareas. El lunes viajó a Barcelona. En el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat estará hasta el 31 de diciembre, ejercitándose con la selección sub 22. Después, ese paréntesis con los mayores. Se reincorporará a la disciplina de la sub 22 para disputar el Campeonato de Europa de la categoría, que se celebra del 8 al 15 de enero en la localidad italiana de Lignano Sabbiadoro. "Contento no, lo siguiente", valora. "Podré jugar con niños y niñas de mi edad y expresar lo que valgo, lo que puedo hacer". El jugador del Amfiv se muestra ambicioso en su enfoque del torneo: "Yo creo que el objetivo debe ser la quinta plaza como mínimo para clasificarse para el Mundial. Es el objetivo de todos los jugadores o espero que así sea porque desde luego es lo que yo quiero".

Además, su generación se ha convertido en vástago de la que acaba de conquistar la medalla de plata en los Juegos de Río. Se les observa con la exigencia de anticipar si existe relevo a medio plazo. Lorenzo lo confirma: "Un poco de presión sí que hay. Pero todavía somos niños, nos lo dicen los entrenadores, tenemos toda la vida por delante para ponernos nerviosos y presionarnos a nosotros mismos. Ahora lo que tenemos que hacer es jugar lo que sabemos jugar y disfrutar del baloncesto. Eso es lo que importa".

En ese reto se le nota la costumbre de competir al máximo nivel cada semana con el Amfiv. Manu Lorenzo, a sus 17 años, se ha convertido en una pieza importante dentro de los esquemas de César Iglesias, que dispone de una plantilla corta en efectivos. De hecho, el club aplaza hasta el 4 de febrero su partido contra el Bilbao, que estaba fijado el 14 de enero, para poder contar con él.

Manu es un punto 3 que por su edad se beneficia de una reducción y juega como punto 2 en División de Honor. Posee mucho margen de mejora, tanto en el manejo de la silla como en la fiabilidad de su tiro. Pero ofrece buen material a los que han de modelarlo: alto, de brazos interminables y buena actitud en el aprendizaje. "En el equipo siempre me he sentido muy cómodo. Hasta me sorprende que me den tantas oportunidades. Estoy jugando bastantes minutos por partido", admite. "También es porque estoy entrenando bastante bien o eso creo yo. Colectivamente todos nos ayudamos, los compañeros te animan si fallas? Es difícil agachar la cabeza en el Amfiv".

Manu Lorenzo progresa en su carrera con tanta velocidad como constancia. Nació con paraparesia espástica familiar, catalogada entre las enfermedades raras, que heredó de su madre y que también padece su hermano Adrián. Nacido en Ferrol y formado baloncestísticamente en el Basketmi, se trasladó a Vigo hace dos temporadas, a los 14 años de edad. El Amfiv había percibido su calidad y quería incorporarlo a su estructura. "Estaba con miedo, nervios, ganas, tenía de todo", recuerda. Su familia lo respaldó en esa temprana apuesta: "Me animan siempre, parece que les ponen más ganas ellos que yo en los partidos. A lo mejor fallo un tiro y me conocen, me puedo poner mal, y me gritan para que levante la cabeza. Siempre me están apoyando".

Manu, desde su aterrizaje en Vigo, habita en la Residencia Altamar. Estudia en el IES San Tomé de Freixeiro. En los estudios se siente más atrancado que en el baloncesto. De hecho, a los responsables del Amfiv les preocupa que las convocatorias navideñas de la selección nacional dificulten sus estudios y no penalicen ese desequilibrio. El joven admite la regañina: "En lo que me gusta me aplico, en lo que no? Pero me tengo que poner. Ya me dicen que de esto poca gente va a vivir". Aunque no renuncia a ejerce como profesional en las canchas, como su idolatrado Agustín Alejos: "Yo creo que sí se puede. Lo más importante si pretendes conseguir algo es creer que eres capaz".

Manu tiene otro sueño. Su hermano mayor también juega. Compartieron cantera en el Basketmi e incluso una temporada en el Amfiv, después de un breve paso de Adrián por Zaragoza. Ahora éste ha vuelto al Basketmi. "Si existen los hermanos Zarzuela en la selección, ¿por qué no nosotros? Ya he jugado junto a él, contra él y espero que algún día estemos juntos en la selección. Ojalá", anhela el pequeño de la saga.