Recuperar física y anímicamente al equipo para la que será la batalla final de esta primera vuelta es el objetivo que persigue Víctor García, "Pillo" en los dos días previos al choque ante el Bidasoa. La dolorosa derrota ante el Ademar, pero, sobre todo, la forma en que esta se produjo, ha dejado poso en una escuadra que vuelve a ser colista tras la victoria del Benidorm frente al Puerto Sagunto. Reforzar la moral es casi tan determinante como sumar dos puntos que permitirían maquillar en cierta medida una primera mitad del campeonato decepcionante para los intereses de la escuadra morracense.

"Llevamos una mochila brutal a la espalda y eso que nos está haciendo mucho daño, especialmente a los jóvenes", afirma el entrenador del Cangas, que ayer admitía estar "fastidiado, porque le facilitamos demasiado las cosas al Ademar". Y es que Pillo asume que "podemos perder, porque es un rival de un alto nivel, que está mucho mejor que el año pasado con las incorporaciones de Costoya y Simonet, pero no podemos hacerlo así, de esta forma". Lo cierto es que la desconexión sufrida en ataque por el Frigoríficos ha sido una tendencia que se ha repetido en varios partidos a lo largo de la temporada. "Es cierto, y cuando te pasa con un equipo como el Ademar, o como el Granollers, esos 10 minutos de desconexión se convierten en una desventaja de cinco o seis goles, y luego ya es muy complicado remontar", explica el preparador pontevedrés, que añade que "también nos ocurrió en Santander y se fueron de 3-4 goles. Es una falta de concentración, de regularidad, de saber qué estamos jugando y con quién estamos haciéndolo".

Doble consecuencia

La lectura de Pillo es bastante clara en este aspecto, y habla de un doble perjuicio en esos minutos de errores encadenados. "Por una parte nosotros tenemos que ir ya a la desesperada, atacando más rápido y cayendo en la precipitación", señala, una dinámica de la que en otras temporadas incluso se sacaba réditos. "Otros años eran momentos que nos metían de nuevo en el partido, pero en este no", admite. La segunda de las consecuencias es que "el rival juega con mayor comodidad, despeja sus dudas y gana confianza". El ejemplo más próximo se vio en el choque ante el Ademar. "Eran un equipo al que le estaba costando atacar. Nuestra defensa estaba siendo buena, ellos hacían ataques largos al borde del pasivo, finalizando incluso en situaciones críticas, y de ahí pasaron a ser el París Saint Germain", resume. Y sentencia diciendo que "ir cinco arriba provoca ese cambio psicológico".

La plantilla canguesa realizó ayer un entrenamiento de recuperación y hoy mismo viaja por carretera hacia Irún, en donde mañana disputará a partir de las 19 horas en el histórico pabellón de Artaleku el último choque del año, el que cerrará la primera vuelta de la competición en la Liga Loterías Asobal.