"Es un poco una lotería, no hay una pauta clara de comportamiento ni es cuestión de juventud o inexperiencia. Generalmente en estas situaciones gana el que está más centrado y comete menos errores". Así explica Víctor García, "Pillo", entrenador del Frigoríficos del Morrazo, el rendimiento de los suyos con marcadores ajustados, una situación que esta temporada ya se ha dado en cuatro ocasiones, la última de ellas el sábado frente al Villa de Aranda en un encuentro que acabó en tablas.
La línea que separa el éxito y el fracaso en esos momentos decisivos es muy fina y al Cangas le ha tocado estar en ambos lados. La cara la pudo ofrecer en la tercera jornada de Liga, frente al Anaitasuna, con una agónica victoria (32-31) gestada con un lanzamiento de golpe franco de Nikola Potic que redondeaba de ese modo una espectacular actuación en la que anotó la friolera de diez dianas. Los cangueses habían entrado en los cuatro minutos finales con una cómoda ventaja (31-28) que se reveló insuficiente, como demostró la igualada visitante a falta de 33 segundos. Luego llegó el tanto salvador del serbio.
Las dos siguientes experiencias del Frigoríficos con marcadores apretados fueron negativas, aunque con connotaciones distintas. Ante el Guadalajara (29-28) los de O Morrazo rozaron el milagro. En un duelo en el que siempre fueron abajo (23-16, 25-17) echaron el resto en la recta final para pasar del 27-20 al 27-26 (minuto 50). Pero los de Pillo no remataron la faena a pesar de haber tenido varias opciones claras y el equipo alcarreño se recuperó (29-26). Muratovic anotó después el 29-28 pero ya sin apenas tiempo para la igualada. Fue nadar para morir en la orilla.
En Cuenca pasó algo similar ante el Ciudad Encantada, si bien ahí las opciones de los de O Morrazo no fueron tan reales. Un primer tiempo de dominio cangués acabó en el descanso con ventaja local (14-11), que se incrementaría en la segunda mitad (18-13, 21-16). Nuevamente todo parecía decidido (27-22, minuto 56), pero el Cangas no se rindió para acabar maquillando el marcador (27-26). "Ahí no tuvimos oportunidad de sacar algo", admite Pillo.
El último final de infarto lo ofreció el Frigoríficos el sábado a sus aficionados en O Gatañal, con desenlace agridulce. Y es que después de remontar un partido adverso durante 45 minutos, los gallegos se plantaron con 29-27 a falta de cinco minutos. El Aranda empató (29-29) pero sufrió una exclusión. Los locales no supieron explotar su superioridad (31-31) ni tampoco los 21 segundos para el ataque final. La única opción fue la de un golpe franco directo con el marcador a cero que Potic estrelló contra Amerigo.
