Decir que Suso Soliño es eterno dentro del Balonmán Cangas-Frigoríficos del Morrazo no es ninguna exageración. El dorsal número 8, a sus 41 años, lleva ya 27 temporadas defendiendo la elástica del club y este fin de semana acaba de superar una nueva marca. El viernes, en la pista del Guadalajara, corría el minuto 47 de encuentro cuando el extremo cangués anotaba su sexto gol, que significaba el 27-23 en el electrónico y el tanto número 1.300 en su dilatada trayectoria con el Cangas. Aún tuvo tiempo de marcar tres goles más, aunque el hito quedó empañado por la derrota ante los alcarreños. "Prefiero marcar solo un gol y ganar el partido antes que meter nueve y perder", afirmaba ayer a pie de pista en O Gatañal.

"Ni en mis mejores sueños esperaba estar tanto tiempo en el equipo ni marcar tantos goles. Entré en el club con 14 años para divertirme y, muchos años después, aquí sigo. No son capaces de echarme", afirma entre risas. Imposible acordarse de todos esos goles, pero en la memoria se quedan algunos. Como el primero, que "lo marque cuando era un juvenil en un partido del primer equipo contra el Lalín". También hay otros que se recuerdan por su trascendencia. "El penalti en la fase de ascenso contra el Villa de Aranda. Ganábamos de solo uno y si metía el siete metros el partido y el ascenso ya eran nuestros", rememora. Su mano tampoco falló en una situación idéntica en un encuentro ante el Academia Octavio en un derbi de máxima rivalidad.

Para la memoria quedan también un par de goles sobre la bocina, de esos con los que sueña cualquier jugador durante su infancia. "Hubo uno contra el Granollers, en Asobal, que significó el empate", cuenta. Pero si hay uno especial es el que le anotó al Badajoz en un partido en O Gatañal cuando ambos equipos estaban en División de Honor B. "Fue en el último segundo y sirvió para ganar. Fue hace seis años y me acuerdo bien porque era la primera vez que mi hija Susana venía a verme al pabellón. Recuerdo que aquel día me marché muy contento y creo que había marcado 14 goles", cuenta echando la vista atrás.

Precisamente la experiencia acumulada también sirve para que el jugador emblema del Cangas haga una reflexión más sosegada sobre el hito que acaba de lograr. "Cuando eres joven le puedes dar importancia a los goles que marcas, pero cuando ya llevas años en esto sabes que lo importante es que el equipo gane y da igual que tú marques uno o nueve. Lo que de verdad importa es el colectivo y que el club mantenga la categoría en Asobal", argumenta el extremo.

El arranque de esta temporada está siendo especialmente complicado, con solo un triunfo. "Sabíamos que iba a ser difícil. Tenemos mucha gente nueva en puestos clave, que no conoce la categoría y además hemos perdido a jugadores importantes", admite Soliño. En estos momentos resulta esencial sobre el grupo la ascendencia de los veteranos, como el propio Suso Soliño, Alen Muratovic o el capitán Dani Cerqueira. "A veces los jóvenes juegan más con el corazón que con la cabeza y nuestro papel es ayudarles, dar pausa y hablar con ellos", señala.

El extremo del Frigorificos está convencido de que al final de la temporada el club conseguirá el objetivo de la salvación. "Esto solo acaba de empezar. Es cierto que va a estar muy complicado, pero por luchar no va a ser", sentencia Suso Soliño. Una próxima campaña en la que no es descartable que siga defendiendo la camiseta del club de su vida. "Yo no me marco objetivos de llegar a los 1.400 goles o cosas así. Yo quiero disfrutar otro año más y quién sabe, si las cosas salen bien a lo mejor otro año más", afirma con una gran sonrisa.