"Está bien y evidentemente te anima estar en lo más alto de la lista, pero es algo anecdótico". Adrián Menduiña reacciona con humildad al hecho de ser el máximo goleador de todas las categorías nacionales del balonmano español. Nadie ha marcado más dianas que él en Liga Asobal, la División de Honor Plata, los cuatro grupos de Primera Nacional o en las categorías femeninas. Los 123 tantos que ha conseguido hasta la fecha son una cifra inalcanzable para el resto de jugadores. Eduard Nono (Bordils) ha marcado 122 pero ha necesitado 14 partidos, uno más que el cangués. La tercera plaza es para Marc Jordan (Sant Cugat), que ha hecho 110 en 13 encuentros. "Todo es fruto del trabajo del equipo. Soy el único jugador en mi puesto y eso siempre ayuda", apunta.

Menduiña es un goleador atípico. Un diestro que juega como extremo derecho, haciendo del escorzo y el rectificado su manera de vida. Así le sucede desde que en cadetes comenzó a adaptarse a esa posición. "Había más diestros que zurdos y para repartir minutos jugaban en la derecha y en la izquierda. Y supongo que yo me defendía mejor en la derecha que el resto", afirma. El extremo derecho se convirtió desde entonces en su hábitat natural. "Otros años aún he alternado algo, pero en este no", señala, mientras añade con humor que "me acuerdo de cómo se juega en el otro lado, pero me desconcentro un poco. Salto con la pierna que no es y esas cosas".

La explosión ofensiva de Menduiña es producto de dos años. La temporada pasada ya se convirtió en un hombre importante y en esta ha pasado a ser la principal referencia en el ataque. "La razón quizá sea la confianza, la experiencia. Con los últimos entrenadores he tenido muchos minutos y eso ayuda, al igual que tener el apoyo de los compañeros", afirma. Tanto es así, que incluso en el último partido de Liga ante el Magope Seis do Nadal se atrevió a lanzar un golpe franco directo con el tiempo cumplido en la primera parte. "En toda mi vida he lanzado dos o tres, pero me vi con confianza, cogí el balón y tiré", relata. Obviamente, fue gol.

La sexta plaza -con los mismos puntos que el quinto, el OAR- otorga al Luceros una tranquilidad que quizá no se esperaba por contar con una plantilla joven y estar supeditado a las necesidades del primer equipo. "El planteamiento no es competir por arriba, sino sacar gente para el primer equipo. Pero está claro que hay que rendir porque si no pierdes la motivación", explica Menduiña. En un conjunto en el que van entrando poco a poco los juveniles, a él (a punto de cumplir 25 años), David Barreiro o Veloso les toca asumir el papel de veteranos. "Llevamos años y nos toca tirar del carro, como a otra gente que ya lleva tiempo, como Joel", dice. Su espina es debutar en Asobal. "Jugué con el Frigoríficos en la B y me queda la Asobal, pero ahora mismo es difícil", sentencia.