Las veleidades del fútbol, o de la falta del mismo, han llevado al Arosa del cielo al infierno en cuestión de únicamente 15 días. El partido número cien de Piscis en el banquillo vilagarciano terminó por convertirse en un centenariazo en toda regla. Una pésima tarde para el equipo local y para toda su parroquia, que no dudó en plasmar su enfado en forma de pitos y cánticos reclamando una mejor versión.

Lo del Choco en A Lomba fue una autentica lección de fútbol. Con un equipo con un plan de partido muy bien estructurado y otro que parece intentar jugar a lo que no puede mostrando unas carencias preocupantes a la hora de manejar el balón con el criterio que se le puede suponer a un aspirante a la zona noble. Los primeros 45 minutos fueron todo un baño de realidad. Los de Redondela sabían que cerrando los espacios a Fran Fandiño tendrían el partido. Y eso que los locales se empecinaban en crear por dentro ante la resignación de laterales e interiores a dar amplitud en la faceta ofensiva.

Solo siete minutos necesitó Hugo Sanmartín para abrir el marcador. Una llegada del lateral Yago Vázquez hasta la línea de fondo fue el origen de un centro que el ex arosista resolvió con clase de remate cruzado. Su gesto pidiendo perdón a la que fue su afición fue correspondida por ésta en forma de ovación en su sustitución.

El Arosa seguía deambulando sin alma, sin argumentos y reducido a la nada futbolística. Solo un activo Dani Bea parecía dispuesto a incordiar en el área rivall, pero el Choco sentenció el partido y se llevó los puntos.