El Frigoríficos suma y sigue en el capítulo de renovaciones. El último en unirse al proyecto cangués de cara a la próxima temporada ha sido Rubén Soliño, que ayer mismo dio el sí definitivo a la entidad que preside Manuel Camiña. El menor de los Soliño seguirá, pues, ofreciendo polivalencia a una escuadra que se ha ganado plaza para competir en Europa.

La continuidad de Rubén, de 27 años de edad, permite al conjunto morracense disponer de un hombre que puede actuar en varias posiciones, como demostró el año anterior. El jugador cangués actuó tanto como central, su puesto específico, como incluso en los dos extremos cuando era necesario dar minutos de descanso tanto a su hermano como a Moisés Simes. Asimismo, Pillo lo utilizó defensivamente, bien como avanzado en el 5.1 o, más asiduamente, cuando el técnico arriesgaba con una defensa 4.2 mixta. En todas las ocasiones Rubén cumplió con creces. La pasada campaña incluso sirvió para ver al central asumir responsabilidades que no tenía hasta la fecha, como la de lanzador de penaltis. Rubén era uno de los elegidos por Pillo para esta suerte junto a su hermano Suso y a Alberto Casares.

Rubén disputó 29 de los 30 partidos de Liga Asobal la temporada recién finalizada con 43 goles en su haber y un porcentaje de acierto del 61 por ciento. De esas dianas 25 de ellas fueron desde los siete metros, con un acierto ahí del 83 por ciento.

Con la configuración de la plantilla muy avanzada, el Frigoríficos no le pierde ojo al mercado nacional e internacional en busca de un sustituto para Iván Amarelle. Los escasos recursos económicos con los que cuenta el Cangas abren una nueva posibilidad, que es la de apostar por un jugador joven que pudiese alternar el primer equipo y el filial. La idea es similar a la que ya se puso en marcha en su momento con el propio Amarelle, Eloy o Ángel Iglesias. Así pues, ante las escasas posibilidades de conseguir un jugador más o menos contrastado, no se descarta la contratación de una joven promesa a la que ir trabajando de cara al futuro.