La fortuna, esa aliada que en tantas ocasiones ha sonreído al Frigoríficos del Morrazo a lo largo de esta temporada, le dio la espalda ayer al equipo cangués. El conjunto que dirige Víctor García, "Pillo", cayó de forma clara ante un Aragón que fue mejor a lo largo de los 60 minutos. Lo fue porque se encontró con un Cangas al que no le salió absolutamente nada, que estuvo muy desacertado tanto en defensa como en ataque como en portería, y que completó su peor partido del año como local. Ni tan siquiera la épica le funcionó a una escuadra que peleó hasta la extenuación contra su propio desacierto pero que acabó sucumbiendo a él.

No comenzaron demasiado bien los cangueses, a los que les faltó frescura en sus acciones. Pillo optó por situar a Amarelle en el exterior defensivo para solventar las acciones con el gigantesco Val (2,08 de estatura), pero fue en ataque por donde empezó a descoserse el equipo gallego. Las pérdidas de balón y el acierto de Olano bajo palos, con dos penaltis a Soliño y Casares, permitieron que el cuadro maño explotase el contragolpe y se colocase con un 5-8 (minuto 14, con tiempo de Pillo).

No cambió mucho el panorama, porque el Aragón encontraba con notoria facilidad el camino del gol. Mijuskovic no tenía su día y Val empezaba a ser un tormento. Y con velocidad los zaragozanos marcaban una nueva máxima ventaja, obligando a que el técnico local agotase su segundo tiempo muerto (8-15, minuto 22). Los cangueses esbozaron un atisbo de reacción y se pusieron 11-16 pero en esa acción se lesionó Amarelle en el tobillo y perdieron un efectivo importante en sus rotaciones. El Frigoríficos estaba completamente negado y el arbitraje, marcadamente anticasero, tampoco favorecía lo más mínimo. Ni la exclusión de Del Valle le permitió recortar distancias y al descanso, con dos minutos a Serafín de por medio, el marcador arrojaba un 13-19 adverso.

La desventaja sería insalvable en cualquier otro caso, pero O Gatañal es tierra de milagros, y la afición esperaba uno nuevo. Por esfuerzo, ganas y despliegue táctico no quedó. Pero faltó el acierto, y de un modo absolutamente desesperante. Pillo probó con el 5.1, con una mixta, con una doble mixta, cambió varias veces a los porteros y utilizó todos sus recursos en ataque. Pero ni por ésas. El camino del gol continuaba siendo una autopista para el Aragón y el Cangas, en arranques de genio, ni siquiera rebajaba la diferencia a cuatro o cinco goles (20-26, 21-29). El choque era plácido para los aragoneses.

En su penúltima oleada Muratovic colocó el 26-30 y David García tuvo un disparo claro en seis metros, pero, como en otras ocasiones anteriores, emergió la figura de Olano para sacar un balón imposible. Los visitantes solicitaron tiempo muerto y Val machacó desde los seis metros. Moisés volvió a poner a los suyos a cuatro (28-32 a falta de tres minutos), y de nuevo volvió a suceder algo que abortó el amago de remontada, en este caso la exclusión de Eijo. No era el día del Frigoríficos, que vivió su mejor momento con el aplauso del público reconociendo su esfuerzo.