"La verdad es que se me están dando bien por el momento, pero es una cuestión de rachas". Así habla Alberto Casares, o lo que es lo mismo, el segundo máximo realizador de la Liga Asobal desde el punto de penalti. El central del Frigoríficos del Morrazo atesora una excepcional estadística de 22 goles de 24 lanzamientos, que únicamente es superada por el extremo del Benidorm David Cuartero, que ha marcado 24, aunque eso sí, con peores porcentajes, ya que ha necesitado 29 intentos.

"Yo tengo claro que Suso [Soliño] es el primer lanzador, pero si él me pide que coja el testigo, yo encantado", afirma con humildad, a pesar de que su veterano compañero ha anotado este año 10 goles de 15 lanzamientos. Lo curioso es que Casares reconoce no haber sido nunca un especialista en esta suerte. "En el Cisne no los tiraba; estaba Pablo Domínguez. Y en el Octavio empecé a hacerlo cuando se lesionó Cerillo", relata. Fue en un entrenamiento de un viernes, previo al partido del fin de semana, cuando el entonces entrenador de los vigueses y ahora en el Teucro, Quique Domínguez, vio sus cualidades. "Los lanzas tú", me dijo. Algo muy similar a lo que le ha ocurrido en el Frigoríficos. "En una sesión nos mandó lanzar penaltis y como fui de los que llegó al final me eligió para lanzarlos", señala.

Y así, poco a poco, se ha ido afianzando, de modo que esta temporada solamente dos porteros pueden presumir de haber cazado alguno de sus disparos desde el punto de penalti. Moyano le detuvo uno en la tercera jornada con el Benidorm. Y el meta del Barcelona Daniel Saric hizo lo propio en la cuarta jornada. Desde entonces, Casares ha anotado 14 lanzamientos sin fallo, con especial mención al 5 de 5 que firmó ante el Guadalajara y al 6 de 6 del sábado pasado ante el Ademar León.

Para él no hay grandes secretos para acertar en esa distancia. "Intento aguantar un poco, localizar la zona que no cubre el portero y disparar ahí. No hay más. Pero cada vez es más complicado porque con los vídeos todos nos conocemos mucho más. Hay que tener más paciencia", asegura. Poco le han importado a sus estadísticas el hacerlo en partidos en los que ha jugado muchos minutos o en otros en los que ha salido del banquillo únicamente para lanzar los siete metros. "En frío es más complicado. En caliente tienes tensión, estás tocando balón y es mejor que hacerlo cuando estás parado. Te cuesta más", reconoce.

Y es que no es fácil estar a la sombra de un David García que en los últimos años es el hombre decisivo en el ataque del Frigoríficos del Morrazo. "Nos repartimos minutos. Está claro que si él está en condiciones yo voy a jugar menos pero intento aprovechar los minutos que me da Pillo", afirma. Y de cara al futuro "ir ganando poco a poco más minutos", añade. El central pontevedrés admite que el salto de categoría le ha costado, más aún después de haber saltado de Primera Nacional a la Asobal en solo dos temporadas. "De Primera a División de Plata se nota, pero no tanto como de la B a Asobal. La gente es más grande, más física y cambia la calidad. Hay jugadores más veteranos, perros viejos y lo notas. Pero me he ido adaptando y creo que con respecto al año pasado he mejorado mucho físicamente desde que llegué a Cangas", sentencia el jugador.