Tres partidos y tres triunfos. El Frigoríficos ha hecho un pleno en un pabellón de O Gatañal que vuelve por sus fueros y continúa siendo el mejor aliado del conjunto cangués en su lucha por la permanencia en la Asobal. El sábado se vivió un nuevo episodio de entrega sin límites de un público que llevó en volandas a su equipo hacia la victoria. O Gatañal es, de nuevo, "O Fervedoiro", el calificativo que se ganó merecidamente en su debut en la máxima categoría del balonmano español, hace ahora 18 años.

"La afición está respondiendo, pero la diferencia está en que están viniendo casi todos los miembros de la peña a los partidos. Y la peña arrastra a toda la gente. Si no, el público normal necesita que peligre la victoria para achuchar", afirma el presidente de la entidad, Manuel Camiña, que incide en este aspecto. "Si el equipo va ganando con comodidad el público para de animar. Necesita ver las cosas difíciles para ponerse las pilas", añade.

El apoyo incondicional del público cangués está haciendo recordar a los primeros años del equipo en la Asobal, cuando cada partido era una auténtica fiesta tanto en la pista como en las gradas. "Los primeros años el pabellón estaba abarrotado, pero había parones en los que la gente estaba más callada. Ahora el público está como loco desde el primer momento. Ante el Juanfersa Gijón hubo un momento en que la presión era increíble", subraya el dirigente del club morracense. Sin alcanzar los históricos llenos de los primeros años, pero consiguiendo buenas entradas, lo que parece haberse incrementado es el nivel de decibelios y el calor que la afición brinda a los suyos.

"La gente se entrega. El equipo juega bien, sabe lo que hace y el público de Cangas es entendido, sabe de balonmano, y le da el mérito que tiene a las cosas. Individualmente no somos gran cosa, pero como grupo somos mucho. Además, el 90 por ciento de los jugadores son de aquí y la gente se identifica con ellos. Hay familiares, amigos, etcétera", razona Manuel Camiña. Mantener esta conexión es el objetivo para poder continuar alimentando una temporada de ensueño.