Ocho meses y 29 encuentros después, el Frigoríficos se jugará su continuidad en la Liga Asobal a un único partido. Un duelo a vida o muerte ante un Villa de Aranda (18 horas, Polideportivo Príncipe de Asturias, con el arbitraje de Muro San José y Rodríguez Murcia) que está en la misma tesitura que los cangueses y que también necesita los puntos para asegurar la permanencia en la máxima categoría del balonmano español.

Pocos no hubiesen firmado a principios de temporada encontrarse en esta situación. Con una plantilla inexperta, casi completamente autóctona y un presupuesto ridículo el Cangas era un serio candidato no solo al descenso sino incluso a cerrar el año con muy pocos puntos. Pero algunas veces el trabajo y la fe hallan su recompensa. Y en una extraordinaria campaña, más meritoria incluso que cuando se logró jugar competición europea, el Frigoríficos ha obrado el milagro. De la mano de Víctor García, "Pillo", y amparado en un pabellón de O Gatañal que no pierde un ápice de su magia, la escuadra gallega ha alcanzado la friolera de 19 puntos. Un bagaje notable en cualquier otra temporada, pero que podría resultar insuficiente en una campaña en la que hasta cinco equipos pelean en esta última jornada por eludir acompañar al Palma del Río en su viaje a la División de Honor B.

Los cálculos de probabilidades son sencillos para los de O Morrazo. Una victoria les concede la salvación de forma automática y sin depender de terceros. Si no es así, deben repetir el resultado que el Academia Octavio logre en su visita al Huesca. Por ello, Pillo ha mentalizado a los suyos para que piensen únicamente en su partido y en un triunfo que "podemos conseguir", aunque augura que "será difícil y sufriremos como perros".

El factor psicológico es uno de los que más ha estado cuidando el cuerpo técnico durante la semana en un equipo acostumbrado a disputar finales en el último mes. Ha ganado tres de ellas (Palma del Río, Octavio y Valladolid) y solamente se dejado los puntos ante el Puerto Sagunto. Los cangueses están acostumbrados a jugar al límite y hoy tienen una oportunidad más de demostrarlo en cancha hostil.

Pero si lo psicológico es importante, lo físico también, y más aún en un equipo al que las lesiones no han respetado nada en la recta final de la temporada. Santana, Levente y Adrián viajan en la expedición canguesa a pesar de no encontrarse ninguno de ellos, ni mucho menos, al cien por cien. El portero, con un fuerte esguince de tobillo, no ha entrenado en toda la semana y hoy hará la última prueba para saber si puede estar bajo palos. Sí estará con seguridad Levente después de haber aplazado su operación en la mano izquierda. Así completará un lateral izquierdo en el que su otro ocupante habitual, Adrián Rosales, también está físicamente tocado, con molestias en una rodilla y sin encontrarse en un buen momento de forma.