"A falta de 10 minutos para el final del partido éramos octavos y tras su gol pasamos a ser decimoterceros y a seguir metidos en el lío". De esta forma tan gráfica refleja el técnico del Alondras, José Curiel, la situación de su equipo después de haber empatado ante el Racing Vilalbés en un encuentro en el que podía haber sellado de forma definitiva su permanencia. Ahora los cangueses, que aún dependen de sí mismos, necesitan o bien un punto ante el Negreira o ganar en la última jornada de competición al Céltiga. Dos supuestos que no se harían necesarios en caso de que o bien Dorneda o bien Vilalonga se dejen alguno de los seis puntos que quedan por disputar por el camino.

La locura se ha instalado en la clasificación de Tercera, con diez equipos en un margen de solamente cinco puntos pugnando por evitar una plaza de descenso, después de que las otras tres ya estén adjudicadas a Bergantiños, Céltiga y Narón. Y es precisamente esa tremenda igualdad la que ha impedido al Alondras asegurar su continuidad en la categoría con 46 puntos. "Hace una semana parecía que teníamos todo hecho y ahora ya no es así", reflexiona el preparador vigués.

Curiel asume que "nos hace falta puntuar en Negreira, pero si Dorneda o Vilalonga no ganan también nos valdría". Eso sí, el preparador subraya que "lo que no me gustaría sería tener que jugárnosla en el último partido ante el Céltiga. No sería una semana agradable aunque ellos estén descendidos. Ya he vivido situaciones así y no me fío". Y añade que "debemos centrarnos en ganar al Negreira. No estaremos pendientes de otros resultados". Sobre el papel el Vilalonga tiene un complicado encuentro en su visita al Celta B, pero Curiel advierte de que "han sumado diez de los últimos doce puntos y ahora mismo su nivel de confianza y motivación es brutal".

El técnico reconoce que el golpe anímico de la igualada del Vilalbés ha sido fuerte. "Es cierto que la racha en la que estamos es buena (ocho puntos en las últimas cuatro jornadas) pero ayer (por el domingo) ya nos veíamos salvados y ese empate nos hizo daño". Añade que "ya podíamos pensar en vacaciones, en afrontar los entrenamientos de otra manera, y ahora tenemos que volver a enchufarnos y competir".

La decepción por la igualada ha sido aún mayor teniendo en cuenta, como asegura Curiel, que "habíamos hecho un buen partido, lo teníamos controlado, y se nos escapa en un error puntual en un saque de esquina". El entrenador afirma que "en general estamos haciendo bien las cosas, aunque todo es mejorable". Dentro de lo mejorable apunta que "en la primera parte nos cogieron con tres balones a la espalda de nuestra defensa que nos pudieron hacer daño, pero lo hablamos en el vestuario y lo corregimos. De hecho, en la segunda mitad ellos estaban desesperados". Subraya que "en el banquillo estaba muy tranquilo porque incluso tuvimos opciones para el 2-0 en un penalti que no nos pitan y en dos o tres ocasiones claras más".