El Estudiantil vivió ayer una historia conocida. Los de Gelucho volvieron a firmar una gran actuación ante sus aficionados pero, como en ocasiones anteriores, se quedaron sin premio. El equipo estradense fue ayer muy superior a un Arzúa, que solo hizo una cosa bien, y fue suficiente para ganar.

El choque fue claro para los locales desde el inicio pero fue el paso de los minutos lo que terminó por convertirlos en dominadores totales. Durante la primera parte los visitantes se limitaron a mantener un orden defensivo ante un rival que de nuevo apostó por tener la pelota y que hacía daño cuando Brais Calvo y Colón aparecían entre líneas. A pesar de su dominio, la primera parte terminó sin grandes ocasiones, principalmente por los errores en los metros finales de los estradenses.

El control de los de Gelucho no puso sin embargo nerviosos a los de Montoto, que supieron mantener el todo momento la calma a la espera de su momento. Este pasaba por una jugada a balón parado o por una entrada desde segunda línea ante la adelantada defensa local. Finalmente el gol llegó de la segunda manera. Álvaro, el más listo de todos, arrancó por banda para ganar un balón largo y servir a Iván González para que la empujase.

Los cuarenta minutos siguientes fueron un monólogo de un Estudiantil que demostró tanto su capacidad para crear como sus problemas para marcar. Fueron muchas las ocasiones malgastadas y de todos los tipos pero el tanto se volvió a resistir a un equipo que mereció más.