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"Empecé a jugar en el bar de mis padres"

- Es una forma de abrir la puerta de entrada a todo los interesados de la zona.

- Claro. Eso nos permitiría tener más gente. También se podría crear una cuota para los no socios solo para poder entrar a entrenar y jugar con el equipo. No sé, esa es una cuestión de la directiva del Recreo Cultural. Es algo en lo que yo me tengo que mantener al margen. Sigo las directrices que me mandan aunque particularmente me encantaría poder abrir el tenis de mesa a todos los estradenses y ampliar horizontes. Ese es un objetivo personal.

- ¿Cómo empezó usted en el tenis de mesa?

- Empecé jugando en una mesa que hizo Juan de Buela en la ferretería de Balboa, en Arnois, de donde soy yo. Esa mesa la llevó al bar que tenían mis padres. Allí había un sótano o salón paralelo al restaurante en el que montábamos unas timbas impresionantes de tenis de mesa, aunque también teníamos futbolín y billar. Ahí empezó mi afición al tenis de mesa.

- ¿Y juega desde aquella?

- Continué a nivel aficionado en el instituto, donde también había mesa. Después, por motivos laborales, lo dejé. Años después, cuando vivía en Cataluña, decidí que era el momento de volver a hacer algo de deporte. Me metí en atletismo, ciclismo y en tenis de mesa. Ahí me volví a enganchar de nuevo. Creo que de jugar de pequeño me quedaron los reflejos y la movilidad. De aquella, hace 19 años, me metieron en el lío y me federaron. Jugué dos o tres años un equipo de Manresa. Después me vine para aquí y empecé a jugar en el Lalín. Desde marzo de 2015 estoy aquí como entrenador y jugador. Lo máximo que jugué fue en Tercera Nacional con el Lalín. Creo que podría estar al nivel de Segunda Nacional pero eso tendría que demostrarlo. A ver si con 44 años me da tiempo a llegar.

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