-Dejando a un lado la unificación de Sporting y Callobre, la escuela es un barco muy grande, con muchos equipos, jugadores, entrenadores? ¿Cómo es estar al frente de todo eso?
-La escuela no es un barco, es un transatlántico enorme. Lo cierto es que dimos un paso muy grande. Los jugadores por ejemplo se multiplicaron. Ahora mismo tenemos a trescientos y pico, casi cuatrocientos jugadores. El gasto sin embargo también se multiplicó. Lo bueno es que tenemos a mucha gente en la directiva y todos arriman el hombro. Eso ayuda a que todo se lleve mucho mejor. Después tenemos dos coordinadores deportivos que están trabajando muy bien, como son Bibi y Pacheco. Todo el mundo está dispuesto a ayudar en lo que puede. La verdad es que tengo una directiva que es una maravilla. Es muy fácil ser presidente con esta gente a mi lado. Todos trabajan como negros, y lo hacen sin pensar en que están perdiendo su dinero o su tiempo.
