- ¿Qué valoración hace de este tercer Mundial de su carrera?

- No sé ni por dónde empezar porque fue un sueño hecho realidad. Para nada me imaginé que podría llegar a jugar un tercer Mundial. En el anterior, en París, fue cuando decidí dejar a un lado un poco mi faceta deportiva. Sin embargo, por cosas de la vida, me volvieron a dar la oportunidad de jugar un nuevo Mundial, que es a lo máximo que puedes aspirar en el rugby. Es cierto que íbamos con unas aspiraciones que al final no logramos. Nuestra intención era dejar al equipo clasificado para el próximo Mundial pero terminamos en el décimo puesto. No es el puesto que queríamos pero no está mal. Hay que pensar que el hecho de que España dispute un Mundial de rugby femenino, contra las mejores del mundo, no es ninguna broma. A pesar de eso nos quedó un sabor agridulce por la derrota en esa final contra Italia. Les ganamos en la fase de grupo pero perdimos en la prórroga con ellas en el último partido. Fue un batacazo duro de asimilar pero el deporte es así. Una veces se ganas y otras se pierde. En general quedé muy contenta. Lo disfruté a tope porque sabía que seguramente este sí será el último. Tenía la pena de que me pasaban los días muy rápido y que tenía que volver a casa.

- ¿Ese "seguramente" deja una puerta abierta a un cuarto Mundial?

- Ahora ya no digo nunca. Bienvenidas sean todas la convocatorias que reciba. Mientras físicamente me encuentre bien, seguiré jugando a lo que más me gusta y con lo que más disfruto. Cuando lo dejé tras el Mundial de París me costó mucho. Hubo una temporada que lo pasé muy mal. El motivo fue tener a mi hija pero una vez que físicamente me encontré bien decidí volver. Ahora me toca disfrutar mientras pueda porque esto llegará un punto en el que se acabe.

- Volviendo al Mundial, ese sabor agridulce vino en los partidos clave.

- Sí, había partidos que sabíamos que eran muy difíciles. Nos tocó además un grupo muy complicado. Abrimos el Mundial contra Inglaterra, la vigente campeona del Mundo y terminó en la final. Estamos hablando de una selección que está en otro hemisferio. Sabíamos que poco podíamos hacer. De Estados Unidos conocíamos poco y la verdad es que eran un gran equipo. Físicamente eran las mejoras. No pudimos hacer nada contra eso. Luego sí, llegó nuestro eterno rival, Italia. En el 2006 nos retiraron del Seis Naciones. Desde esa, para mí siempre fue un derbi jugar contra ellas. Al final les ganamos. El último partido sin embargo contra ellas fue de infarto. Luchamos hasta el final como las leonas que somos pero se decantó de su lado.

- ¿Cómo se vio a nivel personal?

- La verdad es que muy bien. De los tres mundiales a los que fui y a pesar de tener ya 36 años en este es en el que me encontraba mejor físicamente y también a nivel psicológico. Sabía que era mi último Mundial, así que decidí no romperme la cabeza. Si jugaba, bien, y si no, no pasaba nada. Decidí disfrutarlo a tope porque sabía que esto se acababa. Al margen de eso salí en tres partidos de titular y de segunda línea. En principio me llamaron para jugar de pilier, donde jugué toda la vida, pero a raíz de bajar tantos kilos después del embarazo, dijeron que estaba demasiado rápida para jugar de pilier. Yo, encantada de la vida de poder disfrutar de un puesto nuevo. Terminé muy contenta conmigo misma.

- Viene de convivir durante semanas con un grupo de jugadoras de otras generaciones, algunas mucho más jóvenes que usted, ¿cómo fue esa convivencia?

- Estupenda. Al principio tenía algo de miedo. Temía sentirme un poco descolocada, pero todo lo contrario. Tenía incluso compañeras de 19 años que cuando nacieron yo ya casi estaba en la selección. Fue sin embargo una vivencia especial, tanto fuera como dentro del campo. Creo que me veían con otros ojos. Se sentían más tranquilas jugando conmigo. Eso era lo que quería transmitirles. Mi objetivo era ayudar y que ahora sigan su camino. Que disfruten al máximo de lo que les gusta. Por mi parte puse mis vivencias y mi experiencia de tantos años a su servicio.

- ¿Con cuál de los tres mundiales que ha disputado se queda?

- Con este. Es cierto que el primero es inolvidable porque siempre vas con mucha ilusión. Fue hace ya once años pero recuerdo que llegué con una rotura de fibras que sufriera un mes antes de viajar. No llegaba físicamente al cien por cien. Iba con miedo pero también con ganas de comerme el mundo porque era la primera vez. En el segundo ya estaba en una situación diferente. Ya llevaba muchos años en el rugby y mi situación laboral era diferente. Ya iba a París con la idea de dejarlo. Un tiempo después de parar me di cuenta que no podía ser, que me faltaba una parte de mi vida. A este fui con todas la ganas. Fue como un sueño hecho realidad, como un regalo. Es una oportunidad que le agradeceré eternamente al seleccionador nacional y lo aproveché a tope.