El Embutidos Lalinense viajó ayer a Redondela con la obligación de ganar para presionar al Porriño en su pugna por la segunda plaza y lo hizo, aunque con más apuros de los esperados. Un mal comienzo de partido, con un parcial 7-2 inicial, condicionó un choque en el que los rojinegros supieron reaccionar para terminar ganando en un apretado final. Con este resultado la pelota queda ahora en el tejado del Porriño, que hoy visita la pista del Teucro. Deben ganar si quieren mantenerse en puestos de fase de ascenso.

Los de Milucho realizaron un muy mal inicio de partido ante un rival que, sin grandes alardes, logró una renta inicial a su favor de 7-2. Los fallos en lanzamientos fáciles fueron un lastre para los rojinegros, que a partir de ese momento tuvieron que ponerse el mono de trabajo para remontar. Lo lograron antes del descanso y a pesar de lidiar durante todo el partido con el handicap de las exclusiones (terminaron con siete). Al descanso, el marcador ya reflejaba un empate a trece que dejaba todo por decidir en la segunda parte.

Esta fase estuvo dominada por el Embutidos Lalinense, aunque con rentas siempre cortas que en raras ocasiones alcanzaron los tres goles. Eso llevó el partido a un apretado final. La SAR consiguió ponerse a un gol al inicio del último minuto (25-26). Un tanto de Aser parecía sentenciar el partido pero la SAR volvió a acercarse. Los últimos segundos también tuvieron su polémica, cuando el colegiado decidió parar el partido y hacer retroceder siete segundos el tiempo, lo que provocó las quejas de los lalinenses.

Milucho reconoció tras el partido que no fue un buen partido por su parte y señaló que lo más importante fue la victoria final. "En noviembre nos podríamos cuestionar cosas. En abril lo importante es ganar, sea como sea, porque cada partido es una final".