"El primer día empieza con un tramo espectáculo muy corto. A la mayoría de los pilotos no les gusta porque dicen que hay mucho que perder. Personalmente me gusta, porque le da un ánimo tremendo a Lalín. Siempre está lleno de gente. Es un tramo ratonero pero una vez que estás con el casco puesto en la salida, todo el mundo quiere ganar y se olvida de estos rollos. Todo los pilotos terminan saliendo a arriesgar, aunque digan que no", explica en cuanto al primer tramo del Rali do Cocido. "Me gusta mucho el rallye de este año y especialmente porque hacía años que no pasaba por A Estrada. El primer tramo del sábado sale a ocho kilómetros del pueblo, en Curantes, es genial. Es un tramo que me gusta, aunque también es complicado. Tiene zonas oscuras de verdín que patina mucho. Ahí incluso hiciera Bamarti hace muchos años unos test con el Mitsubishi y atropellara a un espectador. Es fácil salirse. Luego tuerces hacia Fraiz y encuentras asfalto viejo, que agarra bien, y tiene una zona muy rápida, de ceñirse mucho, que se llenará de barro. Luego enganchas por el tramo de Silleda de toda la vida".

"Después está el tramo de O Couto, que ya se corrió casi igual los últimos años. Coincidía además con un tramo viejo que era de Ponteamoas. Solo le pusieron dos chicanes para quitar velocidad en el medio, supongo que por las premisas que les marcaron desde la federación española para optar al Nacional. Es muy ratonero pero todos lo conocemos", explica. "Saborida tiene una zona de principio nueva para todos pero también es muy ratonera, con muchas curvas. Parece que no te mueves. Después ya pillas la carretera a O Carballiño. Ancha, sucia y con tajeas. Es un tramo que le gusta a todos los pilotos". "Después te meten el tramo de Cruces, que los conocemos en sentido contrario, y para acabar está Rodeiro. Es el tramo más largo de todos y es que el que va a decidir el rallye. Son 22,8 kilómetros con continuos cruces, sucios, llenos de graba, rotos... Es una pasada. Es fácil pinchar o salirse".