Además de compartir país de nacimiento, Mehdi Nabaoui y Amine Bensoultana han seguido caminos similares hacia el mundo del atletismo. El primero de ellos llegó a A Estrada con su familia en el año 2010 y fue una casualidad y el ojo del entrenador estradense Ángel Fernández los que terminaron por convertirlo en una de las más firmes promesas del atletismo gallego. Nabaoui acudió a ver un entrenamiento de su hermano con el San Paio y a partir de ahí comenzó un idilio que todavía hoy continúa.

La familia de Bensoultana llegó antes a Galicia, aunque el trabajo de sus padres lo llevó por diferentes localidades antes de afincarse en A Estrada. Si en el caso de su compañero la suerte fue determinante en su llegada al atletismo, en el suyo la clave estuvo en su determinación por comenzar a practicar atletismo. Esa decisión lo llevó a parar al entrenador Ángel Fernández por la calle el pasado mes de septiembre para ofrecerse a formar parte de su grupo de entrenamientos. El pequeño corredor no poseía las cualidades innatas de su compañero y amigo Nabaoui pero su entrega y capacidad de sacrificio le permitieron mejorar rápido, logrando sus primeras medallas a nivel autonómico en solo unos meses de entrenamientos.

"Los dos son atletas muy humildes pero muy diferentes. Amine no se puede comparar con su compañero porque Mehdi, después de años de entrenamiento, es un superclase. Ahora mismo no hay un atleta de su edad con el nivel que tiene. Amine sin embargo ha sido una gran sorpresa. Es un atleta que, sin haber competido nunca antes, ya consiguió medalla en el Campeonato Gallego de Cross y también en el 3.000. Su progresión en tan poco tiempo en increíble", explica su entrenador.

Para Fernández, la diferencia entre los dos tiene un carácter físico de base. "La biomecánica de Mehdi es perfecta. Solo hubo que pulirle dos o tres cosas. En un chico de solo quince años que todavía no ha empezado a entrenar en serio. Cuando lo empiece a hacer su capacidad de mejora es tremenda. Creo que tiene cualidades para llegar a ser mundialista o incluso olímpico. Nos toca disfrutarlo mientras lo podamos tener aquí", afirma su entrenador. "Amine tiene catorce años aunque también es del 2002. Es más bajo y está creciendo, por lo que tenemos que tener cuidado con él en ese sentido. Por sus características debemos orientarlo más hacia el medio fondo. Tenemos que ir probándolo hasta encontrar su sitio. Por el momento el principal trabajo con él ha sido mental. Él quiere ser como Mehdi y ese un buen reflejo en el que poder mirarse", afirmó el técnico.

Fernández destacó el origen y el carácter humilde de ambos en una sociedad en la que a veces se les señala por llegar de un país diferente, una crítica injusta para dos jóvenes que han encontrado en el atletismo mucho más que un deporte.