El Embutidos Lalinense no dio opción a la sorpresa. Los rojinegros recibieron ayer a un siempre correoso Seis do Nadal con la obligación de ganar para mantener su ventaja en la segunda posición sobre sus perseguidores y lo lograron con más holgura de la esperada. La apuesta arriesgada de los visitantes, que defendieron mucho más allá de estar sentenciada su muerte, enmascara en parte un gran triunfo del equipo de Milucho. Los rojinegros no notaron las bajas, ni pagaron el mal arbitraje de la pareja madrileña. Fueron un rodillo desde el primer minuto hasta que los cambios y la complacencia general les dieron el margen suficiente para bajar una marcha. El resultado de su buen partido es una jornada más en la zona VIP y una menos para el final de la temporada.

El resultado final del partido jugado en el Arena muestra mucho de lo sucedido. Los rojinegros abrieron una rápida brecha en los primeros minutos que mantuvieron casi inalterable hasta el final. Su buena defensa y las concesiones que encontraron en el 3-3 abierto del Seis do Nadal dejaron un parcial inicial de 10-2 que ponía las cosas más fáciles.

Los visitantes sin embargo amenazaron con recortar diferencias. El 15-11 poco antes del descanso parecía ser su paso adelante pero todo quedó en un amago. Los rojinegros reaccionaron bien y terminaron marchando a vestuarios cinco arriba. Tras la reanudación, los de Milucho abrieron de nuevo brecha, viviendo un cómodo final en el que regalaron minutos a todos los jugadores. La única nota negativa fueron las 16 exclusiones vividas, demasiadas para un partido sin igualdad.

Al término del encuentro, Milucho valoró positivamente el trabajo realizado. "Tuvimos delante a un rival que vino a defender sus ideas y murió haciéndolo. Encontramos sin embargo muchos espacios y facilidades para anotar. Eso, unido a una buena defensa en los primeros quince minutos, nos permitió estar cómodos", explicó. "Hicimos lo que teníamos que hacer, que era ganar. Eso es lo más importante", resumió el técnico.