Nueve victorias y dos derrotas forman el bagaje del Lalinense en la temporada del regreso de Milucho al banquillo rojinegro. Los lalinistas han ido de menos a más en una competición donde salvo debacle el Calvo Xiria se hará con una de las dos plazas para la promoción. La buena imagen ofrecida por los rojinegros delante del Chapela el pasado sábado recuperó la vieja costumbre de la afición interesándose en los minutos finales del partido por los resultados de los rivales directos. Milucho sabe que el estilo del Lalinense es algo que va en su ADN, por eso el técnico apuesta por pulir algunos aspectos del juego mediante una receta con los siguientes ingredientes:

| Trabajo metódico. La fama de metódico persigue a Milucho desde su etapa de jugador. El entrenador lalinista gusta de estudiar tanto a su propio equipo como a los diferentes rivales con los que se enfrenta. De esta forma, su balonmano de laboratorio elude la improvisación. Además, el sistema encaja a la perfección en una plantilla que gusta del método.

| La novedad del banquillo. La segunda etapa como entrenador del Lalinense de Milucho está siendo aprovechada por el técnico al máximo. Como en el caso de los noviazgos, el entrenador está sacando mucho partido a la novedad que supuso su llegada como si de un inicio de un idilio se tratase, aprovechando la inevitable carga de pasión que conlleva. En este sentido, la comunión entre técnico, jugadores y afición está dando los frutos esperados en un equipo que se siente ganador.

| Compromiso del plantel. Milucho somete a sus pupilos a unas largas e intensas sesiones de entrenamientos, incluidas fases específicas en función de los puestos. La directiva rojinegra ha diseñado un equipo para competir por algo importante, algo que conoce el plantel y lo asume con toda naturalidad. El compromiso del vestuario forma parte de la profunda remodelación de la junta directiva en lo que a los estamentos del club se refiere. La condición de entrenadores de base entre la plantilla aumenta la implicación de todos ellos.

| Ataque y defensa. Por lo que respecta a la pizarra, Milucho prefiere una defensa en función del rival de turno. Anticipación y concentración son los pilares del balance defensivo de un Lalinense que la mayor parte de los partidos apuesta por un 6-0 profundo con disuasiones al impar. Este no es el único estilo defensivo del cuadro del Arena puesto que esta temporada también se ha decidido por un 5-1 e incluso un 4-2, buscando la rapidez de hombres como Ramón o Gustavo a la hora de robar el balón. Milucho tiene claro el centro defensivo con la utilización de jugadores corpulentos y de envergadura, como son el caso de Aser, Tate, Pachi, Porto y Roberto Álvarez. En cuanto al ataque, los hombres de Milucho siguen aprovechando la velocidad para sorprender a los rivales. El control de la velocidad desmedida es otra de las facetas que con éxito está intentando corregir el técnico pontevedrés. En este estilo de juego Durán tiene mucho que decir con sus intervenciones y el contragolpe directo. En el ataque estático el Lalinense confía en la esquina. Los extremos son los jugadores determinantes a la hora de finalizar las jugadas, prueba de ello son los 46 tantos conseguidos por Gustavo, y los 51 de Ramón en este inicio liguero.

| Alineación ideal. Los equipos de Milucho siempre se caracterizaron por pocas rotaciones en el siete inicial. En el caso del Lalinense, el equipo titular es cosa de nueve hombres. Durán bajo palos, Ramón en el extremo derecho, Gustavo en el izquierdo, Tate en el pivote, y la primera línea repartida entre Aser, Pachi, Bruno, Porto y Roberto Álvarez. De todas formas, la implicación de otros jugadores también es palmaria como Adrián o Josiño en un extremo, o Losón en el pivote y Iago y Pablo bajo palos. Los jóvenes también tienen mucho que decir en el Lalinense de Milucho. Todos fueron utilizados siendo Lucas el que más opciones tiene de continuidad por ser el único sustituto natural de Gustavo.