Tras su descenso a Primera, el Lalín de Tamayo buscó un proyecto con corazón. Los rojinegros llamaron a las puertas de los numerosos jugadores dezanos desperdigados por Galicia adelante pero su petición de auxilio no encontró respuesta. El resultado final es un equipo con dos bloques. Por un lado están los jóvenes, jugadores de la casa recién "licenciados" que todavía necesitan un largo aprendizaje para plasmar la calidad que atesoran en una categoría como la Primera. Por otro están un grupo de jugadores llegados principalmente de la zona de Ourense que acudieron a la llamada de Tamayo.

Una "rara avis" en el plantel rojinegro es el capitán Jesús Granja "Suso", un hombre que a sus 38 años no dudó en seguir al equipo en su caída para echar una mano en el intento por reflotarlo. Al lateral le toca poner veteranía en un equipo falto de ello pero también es en muchas ocasiones el blanco fácil para aficionados descontentos. Precisamente, el capitán fue uno de los protagonistas el pasado domingo en la derrota de su equipo ante el Zas. Suso fue expulsado por el colegiado, que le mostró la tarjeta roja directa tras un intercambio de insultos con un aficionado, pero de su propio equipo.

"Me arrepiento mucho de lo que hice", afirma el capitán, quien apunta que su reacción se debió a la "frustración" del momento. "Llevo veinte años jugando y nunca me importó lo que la gente de fuera me pudiese decir. En ese momento sin embargo me pilló mal y respondí a sus insultos. Tengo casi cuarenta años y sé perfectamente que lo que hice no está bien", explicó al tiempo que lamentó también la actitud de seguidores que critican a sus propios jugadores en vez de apoyarlos. El intercambio de insultos llegó a oídos del colegiado, que no dudó en mandar a Suso a la caseta antes de tiempo, una decisión que el capitán considera justa.

Suso reconoce que en muchas ocasiones se pregunta si merece la pena seguir luchando por el Lalín en esta situación y a su edad. "Tengo que aguantar y quiero ayudar a Tamayo en lo que pueda. Es una gran persona. Sin él, el Lalín estaría mucho peor", afirmó al tiempo que lamentó las dificultades para intentar traer al Lalín a exjugadores de la entidad. "Mi preocupación es la gente de Lalín. No hay manera de convencerlos. Ni siquiera Rucho, que está sin jugar, quiso venir. Eso sí que es un problema".