El Estudiantil dejó escapar ayer una buena oportunidad para asentarse en la segunda posición de la clasificación en la Preferente Norte. Los estradenses terminaron firmando un empate sin goles ante un Laracha que jugó con un hombre menos durante toda la segunda parte. La falta de ideas de los locales para superar a un atrincherado rival quedó patente en un partido que incluso pudo terminar cayendo del lado visitante con alguna contra peligrosa.

La primera parte del partido regaló poco fútbol y contadas ocasiones de gol. El juego directo de ambos equipos dejó mucha lucha pero pocos acercamientos peligrosos. Con las defensas imponiéndose siempre a los ataques, todo quedaba abocado a una jugada a balón parado o a algún fallo individual. La ocasión más clara durante el primer asalto y de todo el partido fue para el Laracha, con una larga acción dentro del área en la que el balón termina en los pies de Alexandre. Tras un recorte, el mejor de los visitantes en este partido, disparó a portería con Jose ya batido. En el último momento Alfonsito apareció para sacar el balón sobre la línea de gol.

Con los dos equipos enfilando los vestuarios llegaría la jugada clave del partido, la expulsión de Elmer tras ver su segunda tarjeta amarilla. Con un hombre más, se esperaba un paso adelante del Estudiantil en la segunda parte pero el equipo de Gelucho fue incapaz de superar a un rival que derrochó entrega y que estuvo muy cómodo atrincherado en su campo. Los locales lo intentaron de todas la maneras, especialmente con las subidas por banda de Fafú y Jacobo, pero sus centros nunca encontraron un rematador claro.

Los visitantes se fueron reforzando con el paso de los minutos, perdiendo mucho tiempo con la entrada de las asistencias. En una de ellas el colegiado incluso sacó la tarjeta amarilla a Souto por entrar en el campo tras salir a ser atendido y volver a entrar para pedir el cambio. El Laracha tuvo una clara ocasión a la contra para marcar, aunque un cansado Alexandre no pudo definir. El Estudiantil siguió dando muestras de su inoperancia hasta el pitido final.