Mimela-Inversia A Estrada y Pazos de Borbén disputaron ayer un intenso duelo de aspirantes al título que terminó cayendo del lado de los visitantes por un excesivamente abultado 2-5. Ambos equipos regalaron un bonito espectáculo. Nervios, intensidad, respeto, alternativas y fútbol sala de alto nivel marcaron un partido en el que cada uno buscó sus armas, por encima de todo, anular las del rival. Esos elementos igualaron el duelo, que terminó decantándose del lado de los visitantes gracias a varias jugadas claves en las que demostraron su mayor experiencia y en las que quedó patente la inocencia de los estradenses.

El equipo de Marcos Sesar afrontaba este choque como una oportunidad para dar un golpe encima de la mesa ante un Pazos de Borbén que está considerado como el equipo a batir en esta Tercera División. Los rojillos tienen mucho y dejaron buenas sensaciones. Su juego sigue un criterio claro y cada uno de sus medidos movimientos sobre la pista destila la esencia de un equipo en el que todo encaja. El orden de los visitantes contrastaba con la bendita locura que a veces manda en el reino del Coto Ferreiro. Los de Sesar pusieron lo de siempre, coraje, sudor, ritmo alto y calidad, pero eso, una vez más, no fue suficiente.

El Mimela-Inversia tiene piezas para mucho pero por encima de todo tiene un líder capaz de empezar las jugadas, finalizarlas y poco después aparecer para apagar todos los fuegos que aparecen en defensa. Moro, que jugó todo el partido, es la clave para que el equipo estradense funcione y por sus botas pasó casi todo el fútbol sala de los locales. El de Benavente merece un punto y aparte en cada partido y quizás por ello su derrota individual sea la más cruel e inmerecida en esta ocasión. Fue él el que tuvo las mejores ocasiones de un equipo que lo sigue ciegamente pero su liderato, una vez más, no fue suficiente.

La historia de este duelo pudo ser diferente si el guión pensado por Sesar no se torciese. Los locales plantearon una primera parte atípica en su concepto. Los estradenses se centraron en no conceder opciones a un rival temible e incluso se vieron en muchos momentos atrincherados. Renunciando a la locura, apostaron por una primera parte plana, con ocasiones contadas para ambos y con alguna parada de mérito de los porteros.

Tras el paso por vestuarios, los estradenses tocaron la corneta y el partido dio un vuelco. El intercambio de golpes generado por su paso adelante hizo que comenzasen a aparecer las ocasiones y el primer gol, obra de Simón para los locales. Poco después Ulla inventó un penalti pero el lanzamiento de Kinso lo detuvo Esteban. Todo iba según lo previsto hasta que un despiste imperdonable de la zaga local en una falta permitió al Pazos empatar la contienda. Fue un duro golpe para el Mimela-Inversia que poco después encajaba el segundo en una contra.

Cuando todo parecía venirse abajo apareció la figura de Moro, quien, tras varias ocasiones falladas, terminó logrando el empate. La alegría duró poco, ya que un nuevo despiste en una saque de córner permitió al Pazos volver a marcar. Con el partido en desventaja, los locales apostaron por jugar con portero delantero pero eso frenó su ritmo. En la mejor ocasión, Tojo topó con la cruceta. Los locales, que encajaron los dos últimos a la contra, no se rindieron y murieron en busca de la remontada pero eso, una vez más, no fue suficiente.