Es un fijo en el VII inicial de Milucho, y uno de los jugadores que más minutos tiene sobre la pista en el Lalinense. Tate está asumiendo de una manera natural su nuevo papel como pivote del conjunto rojinegro, pero sabe que también puede ser un comodín en el lateral.
- ¿Tiene decidido convertirse en entrenador de balonmano?
- Ahora ya lo soy con las benjaminas del Balonmán Lalín y, bueno, poco a poco me fui metiendo en ese mundillo, y lo cierto es que me está gustando bastante. Aprendes mucho porque ves el balonmano desde otra perspectiva y entiendes mejor las cosas que cuando sólo eres jugador. Sí que me gustaría dedicarse a eso en el futuro, si consigo formarme los dos cursos me gustaría ser entrenador de cadetes o juveniles, o algo así, para empezar e ir yendo poco a poco.
- ¿Cómo está viendo desde la pista el inicio de temporada del nuevo Lalinense de Milucho?
- El inicio de temporada está siendo bastante bueno porque estamos jugando bastante bien. Sí que tenemos algunas lagunas, que se pudieron ver en un par de partidos en los que llevábamos una ventaja de cuatro o cinco goles, nos relajamos y perdemos algún balón que otro. De todas formas, pienso que son cosas puntuales porque, como se está viendo en estas últimas jornadas, estamos haciendo las cosas muy bien, compitiendo bien y con entrenamientos de mucha calidad, que es lo que importa.
- ¿En qué se está notando la mano del técnico a estas alturas?
- Milucho es un gran entrenador, la verdad, pero al principio nos costó un poco asimilar sus conceptos, sobre todo durante la primera semana de adaptación. Ahora va todo rodado, como se pudo ver esta semana en A Cañiza, donde jugamos un muy buen encuentro en un partido que era un poco trampa.
- ¿Cómo se encuentra jugando como pivote después de ser un poco de todo en el Octavio?
- En Vigo empecé de pivote en la primera temporada. Me fui alejando poco a poco de ese puesto, pero bueno es una posición que me gusta mucho porque, en realidad, llevo toda la vida jugando de pivote. Cuando estaba en Lalín, en cadetes y juveniles, incluso en el equipo, también jugué de pivote, pero tengo que reconocer que me costó un pelín pillar la dinámica de ser pivote porque al estar dos años sin jugar siempre es más complicado. Creo que me estoy adaptando muy bien y ahora hay que seguir trabajando duro para entenderse con los demás compañeros para que el equipo funcione.
