Miguel Fins afronta la primera de sus semanas de descanso tras un año de dura preparación física y varios meses de competición por toda la costa gallega. "Hago travesías desde el instituto, aunque cortas. Recuerdo que iba con Diego Porto a una o dos en verano. Luego tuve un momento de parón pero lo retomé después de romperme la rodilla por segunda vez. A raíz de la lesión me lo volví a tomar un poco más en serio y de ahí a hacer este tipo de travesías más largas", relata al ser preguntado por el origen de su participación en las principales travesías a nado de Galicia.

"Casi todos los fines de semana iba a travesías, todas cortas. Las más largas estarían en torno a los 8.000 metros. Luego está el Desafío Cíes de 10.000 metros. También di un salto con los entrenamientos. Yo nado desde pequeño pero un día, Carlos Somoza, mi compañero en el alpinismo, me planteó la idea de hacer una travesía. Empezamos con una corta en Pontevedra y a partir de ahí fuimos progresando hasta atrevernos con otras más largas", añade.

El estradense es un habitual de la piscina de la Agasp y se ha integrado en el CNS A Estrada. "Entreno en piscina todo el año. Hago unas dos horas al día. De hecho una de las cosas que me faltó fue entrenar algo más en el mar", reconoce. "El no vivir en un lugar con mar es un problema para mí. Lo noto en días que hay mucho mar. Si el mar está como un plato se me da muy bien pero cuando está un poco más revuelto, la gente que está acostumbrada a entrenar en él controla mejor el vaivén y la orientación. Es algo que este año tengo que trabajar más".

Su último gran reto en la Triple Corona, una exigente competición con tres pruebas: Ons (2015), Cíes (2016) y Sálvora (2017), de 13, 16 y 30 kilómetros. "Entrené durante todo el invierno con el objetivo de la Triple Corona. Las travesías que se realizan por aquí ya las he hecho casi todas pero esta es excepcional. Se realiza a lo largo de tres años, con una travesía por año, y no se sabe si se va a hacer con posterioridad, así que hay que aprovechar y hacerla", afirma.

"La primera de las travesías de la Triple Corona era de trece kilómetros, así que era un objetivo casi conseguido porque ya había hecho una de diez, el Desafío Cíes. En la de este año, de 16 kilómetros, ya estaba un poco más preocupado. Sin embargo, no me preparé específicamente para ella. Me preparé con la vista puesta en la del año que viene, que son cerca de treinta kilómetros", añade en el mismo sentido.

La travesía de Sálvora, con cerca de ocho horas a nado, es ahora su gran objetivo, que comenzará a preparar en breve. "El reto de treinta kilómetros es muy duro. Ya en esta de 16 tuve un problema de gestión. La verdad es que me mareé un poco. Todo vino también porque me sentía fuerte y decidí apuntarme en el grupo rápido. Siempre hay más presión, porque tienes miedo de quedarte solo. Al final me encontré solo varias veces y estaba un poco mareado. Lo pasé mal los últimos 3.000 metros, con un dolor de cabeza horrible. La posición final no fue mala pero el año pasado, en el grupo medio, llegué mucho mejor. En esa carrera no tuve ningún mareo y las sensaciones fueron muy buenas", explica Fins.

La temporada del estradense no se ha limitado sin embargo a la Triple Corona, ya que ha firmado grandes resultados en diferentes travesías celebradas en Galicia. "Este año me ha ido bien porque también he mejorado en cosas que antes me costaban. He aprendido por ejemplo a ir a rueda, por usar un símil de ciclismo. Antes empezaba a sofocarme y a ponerme nervioso y lo dejaba marchar para ir solo y a mi ritmo. Este año ya no me pasa. Hice unos entrenamientos más personalizados que me preparó Alberto y ya soy capaz de ir a los pies de la gente e incluso controlar una carrera para terminar entre los mejores", afirmó, aunque reconoce que todavía le queda por mejorar. "Me ayuda mucho entrenar con otras personas, con los compañeros del club. Mi entrenamiento suele ser más largo pero el compartir series te ayuda a aprender cosas, incluso a estas edades".