La derrota del pasado domingo en el Cortizo delante del Tordoia por goleada ha encendido las alarmas en el seno de la directiva del Club Deportivo Lalín. Mientras algunas fuentes aseguran que el entrenador Alberto Pereira Tamayo había puesto su cargo a disposición del club al término del encuentro, el propio técnico aseguraba ayer mismo que no tenía pensado presentar su dimisión. Lo cierto es que el equipo es penúltimo en el Grupo 2 de la Primera Autonómica con sólo 3 puntos en cinco jornadas, después de una victoria, cuatro derrotas, seis goles a favor y nueve en contra. Así las cosas, en la directiva que preside Marcos Torres han decidido prolongar sólo una jornada más el crédito a Tamayo, que de perder en A Fieiteira delante del Atlético Riveira, diría adiós al banquillo de los del Cortizo.

Lo cierto es que Tamayo tiene todas las papeletas para ser el sacrificado en el seno del Lalín si no se consigue enderezar el rumbo el domingo en O Barbanza. Entre los mandatarios del club cada vez son más los que apuestan porque sea un entrenador de la zona, y buen conocedor de la idiosincrasia lalinista, el que se ponga al frente de un proyecto que de una vez por todas devuelva la alegría a la atónita hinchada rojinegra. Además, la llegada de alguien de Lalín o de la comarca dezana abarataría mucho el capítulo de gastos en salarios, un aspecto que tal y como están las cosas en el Lalín cuenta y mucho para sus dirigentes. Tampoco se entiende por parte de la junta que Tamayo hiciera tanto hincapié en buscar efectivos en tierras ourensanas sin que hasta el momento hayan estado a altura de las circunstancias. Si a todo esto le sumamos que el propio Tamayo podría estar sopesando que su marcha podría ayudar a solucionar los graves problemas deportivos por los que pasa el Lalín, no sería descabellado pensar que el ourensano ya podría tener a día de hoy pie y medio fuera del club.

Los mandatarios del Lalín barajan desde el domingo varios nombres como posibles sustitutos de Tamayo en el caso de que se confirmara su destitución. Todos los que entran en la terna de aspirantes tienen como denominador común haber sido jugadores o técnicos del Lalín en etapas anteriores, todas ellas de grato recuerdo para el aficionado. Nando, Herrero y Toño son algunos de los nombres que suenan y mucho para hacerse cargo del equipo. Nando cuenta con el aval de haber sido uno de los grandes jugadores del club y con muy buen cartel en los círculos futbolísticos, pero tiene en su contra el compromiso adquirido con la Escola de Fútbol Lalín, lo que le podría impedir aceptar una hipotética oferta. Herrero también gusta en la directiva por haber sido también jugador, además de segundo y entrenador del primer equipo. Toño González, actual entrenador del Bandeira, es otro de los exjugadores rojinegros que entrarían en una lista donde también podría estar incluso César Reboredo.

Mientras todo esto sucede, tanto el actual entrenador como los jugadores del conjunto lalinista inician los entrenamientos intentando mantenerse al margen de unos acontecimientos previsibles.