- ¿No tiene miedo de que ese rejuvenecimiento les haga perder potencial al bajar la experiencia?

- Es un proceso que ya iniciamos el año pasado y que nos salió bien. Esta claro que son chavales jóvenes, que tienen que adaptarse a la categoría, pero el Agolada es siempre un equipo competitivo y confiamos en que los seguiremos siendo. No le tengo miedo a la juventud. Me da mucho más miedo en estas categorías el encontrarte en un equipo en el que no tengas gente para entrenar. Mientras entrenes, puedes tener más calidad o menos, pero las cosas te acabarán saliendo. El jugador tiene que dar siempre el cien por cien. Si lo hace puede suplir la falta de calidad o experiencia con otras cosas. No tengo miedo porque tenemos jugadores muy comprometidos.

- ¿Cuáles cree que son las virtudes de su equipo?

- En ese aspecto creo que hemos ido evolucionando. Antes éramos un equipo de fortaleza física y ahora somos más técnicos, con jugadores que pueden jugar más el balón. Se trata de compensar las dos partes. Tenemos gente de fuerza y fútbol directo y otros que pueden tener más el balón. Queremos usar un juego combinativo y directo a la vez. Que nos podamos adaptar a la situación porque en esta categoría se impone mucho el físico y es muy difícil jugar el balón siempre.

- Para los equipos de Deza tiene un atractivo mayor esta temporada con muchos equipos de la zona. ¿Eso ayuda a la motivación de los jugadores?

- Eso es muy importante. Hasta ahora los jugadores salidos de juveniles, o iban al Lalín o tenían que bajar muchos escalones para jugar en Segunda o Tercera. Lo mismo pasa en A Estrada. A los chavales sin embargo les está costando adaptarse con 18 años a una Preferente. El tener una Primera competitiva, con equipos de la zona, es positivo para los jugadores. De esta manera tendrán la oportunidad de estar en un escalón intermedio para intentar después dar el salto hacia arriba.

- A nivel individual, ¿contento en su aventura en Agolada?

- Para mí, venir al Agolada, fue dar un salto de calidad a pesar de bajar una categoría. Especialmente noté la mejoría en el trato personal pero también en el poder trabajar a gusto. Aquí me subió la autoestima. No voy a estar en ningún lado mejor que aquí.