Los Hispanos Júnior de Xoán Ledo consiguieron ayer una aplastante victoria sobre la selección de Croacia en las semifinales del campeonato de Europa que se está jugando en Dinamarca. España terminó venciendo por 31-21 (17-8 al descanso) y jugará la gran final mañana, a las 17.00 horas, ante el combinado nacional de Alemania, que se impuso a Francia por 35-33 en la otra semifinal del torneo danés.
España marcó desde el inicio su territorio a partir de un buen balance defensivo. Atrás, todo funcionaba con un extraordinario Jaime Fernández en el avanzado cortocircuitando las ideas del rival, mientras en ataque se producían rápidos movimientos y llegaban los primeros lanzamientos exteriores, con Castro y Dujshebaev, para poner al equipo por delante en el marcador (3-1, min. 8).
Los de Isidoro Martínez no acusaron su primera inferioridad sobre la pista y, tras dos minutos con uno menos, mantuvieron su ventaja con los goles de Kauldi Odriozola y Jaime Fernández desde los extremos. Sería, precisamente, un gol al contraataque de Jaime Fernández el que provocó el tiempo muerto rival cuando se aproximaba el ecuador del primer acto (7-3, min. 13). La arenga croata no sirvió para que variara mucho el escenario. Croacia buscó al pivote pero, salvo alguna aislada excepción, no lo encontró, mientras Dani Dujshebaev terminó de asumir por completo las riendas en ataque para disparar a los hispanos (10-3, min. 17). Buscó la reacción Croacia usando siete atacantes. Pero ni así la solidez defensiva de los españoles se vería afectada, llegándose al descanso con un resultado que allanaba el camino a la final continental(17-8).
Tras el paso por vestuarios, Bazán elevó a diez la ventaja hispana antes de que el duelo entrara en un intercambio de goles que benefició al equipo español, que siguió manteniendo la excelencia en la línea defensiva. Y cuando Croacia encontraba el hueco, ahí apareció siempre el lalinense Ledo para aumentar su leyenda (26-18, min. 48).
El partido entró roto al tramo decisivo y el seleccionador repartió esfuerzos entre todos sus jugadores hasta la llegada del bocinazo final que provocó una explosión de alegría y felicidad en el banquillo español.
