"Tal y como estamos tendré que presentarme". A Marcos Torres le bastó con esa frase para convertirse en nuevo presidente del Club Deportivo Lalín. Esas fueron las únicas palabras que salieron de su boca en un encuentro de socios en el que la junta gestora pidió, por tercer año consecutivo, un relevo al frente del club. El paso adelante dado por el vicario de Lalín fue un resorte que hizo saltar de su silla a los integrantes de la gestora, deseosos de ceder el testigo que llevaban tiempo ofreciendo. Cuando Torres llegó a la tarima, allí solo quedaba el hombre que ha ejercido como presidente en la sombra los últimos años, José Antonio González. Ambos compartieron un abrazo que está llamado a ser un punto y aparte en una entidad necesitada de aire fresco.

Desde que la gestora anunció su intención de dejar el club, el nombre de Marcos Torres comenzó a cobrar fuerza. El párroco de Donramiro, Donsión y Bendoiro llegó al club en octubre de 2014 para convertirlo en el cuarto equipo gallego con cura propio junto a Celta, Deportivo y Lugo. Su decisión de ayudar al equipo se debía a su pasión por el deporte. Se formó como futbolista en las categorías inferiores de la Escola de Fútbol Lalín pero abandonó el fútbol en activo con solo 16 años para embarcarse en el mundo del arbitraje. Como miembro de la delegación de Lalín logró el ascenso a Segunda Regional y paseó por campos de Tercera como asistente.

Desde su llegada al club hasta hoy, Torres ha vivido el día a día del equipo y de la gestora por sacar la entidad adelante, un esfuerzo que ayer valoraba tras ocupar su lugar como máximo responsable del Lalín. Lo hace como cabeza visible de un proyecto que irá dando forma en los próximos días y del que de momento no quiso dar muchos detalles. El nuevo dirigente sí adelantó sin embargo su intención de contar con algunas de las personas de la gestora saliente. Uno de ellos será José Luis Seixo, el hombre que esta temporada se encargó de la parcela deportiva y que será una de las personas de peso en su directiva. Se aguarda además la entrada de varios empresarios más para crear un grupo fuerte y amplio. Torres reconoció que en su paso adelante ha pesado también el apoyo que ha recibido por parte de los jugadores, el cuerpo técnico y del Concello de Lalín.

"Dado que no había nadie que se presentase, al cariño que le tengo al Lalín y al respeto que le tengo a la directiva saliente, decidí dar este paso. Si hubiese otra candidatura no me presentaría", explicó. "Este año no se logró el objetivo deportivo pero sí se alcanzaron otros logros importantes, como es el económico. Eso un mérito suficiente para intentar seguir contando con la directiva saliente y sus miembros", añadió al tiempo que reconoció que su intención es seguir una línea continuista. "No pienso hacer nada diferente más que poner mi nombre como presidente del Lalín, por lo menos de momento", afirmó.

Torres también reconoció que su posible candidatura como presidente del Lalín también llegó hasta el arzobispado, que le dio libertad para hacerlo. "Me dijeron que hiciera lo que quisiera porque esto no es incompatible con mi función como cura. Esto es un hobby. Por encima del Lalín están muchas cosas, entre ellas mi trabajo y mi vocación", afirmó al tiempo que reconoció que la meta deportiva será el ascenso a Preferente.

Club sin deudas

La junta gestora cerró su mandato presentando las cuentas de la temporada que finaliza. Según dichas cuentas y a la espera de los últimos ingresos y pagos, tendrán un déficit que rondará los 2.600 euros. La directiva saliente se comprometió sin embargo a conseguir o, llegado el caso, poner de su bolsillo esa cantidad para ceder el testigo con el club totalmente saneado a nivel económico.

Los ingresos de la temporada que finaliza fueron de 59.000 euros, destacando el descenso de ingresos por socios. El club rojinegro ha pasado de 435 socios el año pasado a 225 este año, un descenso que supera el cincuenta por ciento. Los gastos ascendieron a 61.856 euros, descando los 38.650 abonados a jugadores. Entre subvenciones e ingresos varios todavía les queda por recibir 10.869 euros, mientras que les resta por abonar 11.000 euros a la plantilla. Entre las cuentas cerradas y lo que queda pendiente el desfase negativo es de 2.656 euros.

Otro de los puntos que la gestora deja sobre la mesa es el grupo al que descenderá el Lalín. Todo apuntaba a que sería al grupo 2, donde también están Silleda, Agolada y Piloño pero se han reunido con la federación para intentar jugar en la zona de Pontevedra, donde es más fácil subir. Además, de ascender lo harían a la Preferente Sur y no a la Norte. A finales de mes volverán a reunirse con la federación.

En el plano deportivo, el nuevo presidente explicó que tanto Tamayo como los jugadores se han ofrecido a seguir en Primera, una opción que parece que será la elegida. Los rojinegros sin embargo podrían tener problemas para mantenerse a algunas de sus jóvenes promesas. Todo apunta a que Pitu podría fichar por el Silleda, mientras que Joaquín ha sido tentado por el Arzúa.