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fútbol

Un histórico en el olvido

El Manuel Anxo Cortizo languidece sin cuidados tras el abandono del CD Lalín y es repudiado por los equipos

Imagen del estado actual del campo del hierba sintética del Manuel Anxo Cortizo. // Bernabé/Javier Lalín

Tras su llegada al banquillo del Club Deportivo Lalín, Alberto Pereira Tamayo, tomó una decisión discutida y al mismo tiempo entendida por todos. El técnico ourensano anunció que el equipo dejaba el campo de hierba natural para pasarse al de hierba sintética. No era algo temporal, como había pasado en ocasiones anteriores, sino permanente. El Lalín abandonaba de esta manera su histórico terreno de juego en busca de las ventajas de un campo con menos problemas. En el recién recuperado sintético, los rojinegros han disfrutado de nuevas comodidades. Ya no sufren con el balón, ni los efectos de las fuertes lluvias y las heladas, ni tienen que estar cuidando el terreno de juego, ni se preocupan por los partidos del rugby, ni sufren las mismas lesiones. Su cambio ha sido a mejor y sin embargo sigue doliendo a aquellos que cada domingo se sientan en la doble grada dando la espalda al lugar en donde antes se ponían en juego sus emociones.

Fuera de sentimentalismos, la decisión del Lalín de cambiar la hierba natural por la sintética ha tenido efectos colaterales. El principal es el deterioro de un terreno de juego que en las últimas temporadas ya había dado más de un quebradero de cabeza. En los últimos años la presión del equipo del Cortizo hacía que los responsables del campo se preocupasen en la medida de lo posible por su cuidarlo, algo difícil teniendo en cuenta la carga de trabajo que sufría un césped muy castigado por el paso del tiempo y por la adversa climatología gallega. Desde las instituciones llegaban promesas de reformas futuras e incluso se barajó una gran mejora para toda la zona del Cortizo con varios campos incluidos. Nada de eso llegó y el viejo campo de fútbol comenzó a ser un mal que había que soportar, hasta ahora.

La mudanza del Lalín mandó el campo de hierba natural del Cortizo al fondo de las prioridades y los últimos meses le han pesado como treinta años. Actualmente no existe un responsable especializado en su cuidado, algo que ha contribuido a su deterioro. En él siguen jugando los equipos de rugby, que no necesitan que esté en un estado impecable, pero los problemas surgen con el fútbol. El campo de hierba natural se ha terminado convirtiendo en un campo auxiliar para el sintético pero a estas alturas y en su estado ningún equipo quiere jugar en él. Una buena muestra llegó el pasado domingo con el partido de Tercera Autonómica del Deza. El club prefirió esperar a que el Lalín terminase de utilizar el sintético antes que jugar su partido en el de hierba natural.

En los últimos días han sido muchas la voces, tanto de aficionados como de jugadores y entrenadores, que han criticado el estado de un campo en el que la hierba se está muriendo para dar paso a una gran zona de barro. Los nuevos tiempos están aquí y el Cortizo puede ser el siguiente sacrificado. Las administraciones y los clubes buscan campo más eficientes y que requieran un mantenimiento más barato y fácil de asumir. Llegados a este punto, Lalín deberá decidir entre el corazón o la razón.

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