El Embutidos Lalinense se dio ayer un festín ante un Ártabro que demostró que su nivel actual está muy lejos de la división nacional del balonmano español. Los visitantes nunca dieron la cara en un partido que comenzaron perdiendo por 17-3, con un parcial de 9-0 para los locales en los primeros minutos que dejó el choque visto para sentencia. Solo la relajación del Lalinense en la segunda parte permitió al Ártabro marcharse del Municipal de Lalín con algo de decoro. Tras este resultado, los rojinegros miran ya a su gran reválida, la que disputarán el próximo sábado en la pista del líder, el Calvo Xiria.

Los lalinenses afrontaron el partido ante el Ártabro como una buena oportunidad para prepararse para los duros exámenes que tiene por delante pero la poca resistencia del rival impidió medir adecuadamente el estado en el que se encuentran para ese tramo de la temporada. Los visitantes comenzaron 0-1 y a partir de ahí desaparecieron. Contaban con pocos efectivos pero ni siquiera en los minutos iniciales fueron capaces de molestar a un Lalinense que sentenció el choque en un visto y no visto. Tras la reanudación, el partido se igualó, especialmente por la relajación de los locales.

Tras el encuentro, el entrenador del equipo local, Paco Aguiar, señaló que su equipo fue muy superior a su rival en la tarde de ayer. "El partido no tuvo mucha historia. Personalmente me quedo con el principio, cuando todavía estaban frescos, porque conseguimos imponer nuestro ritmo e hicimos las cosas como queremos. En la segunda parte, con todo decidido, ya no se puede valorar nuestro juego", explicó. El entrenador dezano apunta ahora al Xiria, un equipo invicto en su pista. "Si no hacemos las cosas perfectas será complicado sacar algo de allí. Debemos estar preparados", afirmó al tiempo que lamentó la lesión de Pachi en los primeros minutos. Aguarda que todo quede en un susto.