El Agrupación Estudiantil hizo ayer bueno el dicho de que a entrenador nuevo victoria segura, aunque su técnico lo sea de manera interina. Manolo Blanco debutó en el banquillo celeste con un festival goleador de los suyos delante de un Atlético Riveira que apenas dio señales de vida sobre la hierba sintética de San Martiño. Fueron cinco, pero el Estudiantil pudo haber derrotado a los de O Barbanza por un marcador más propio del tenis si no fuera porque los delanteros locales malograron algunas de las ocasiones más claras del choque.

Brais Calvo fue el encargado de abrir la lata en los primeros instantes del encuentro. Un robo de balón de Chiño a la defensa rival y su pase atrás fue aprovechado por aquel para inaugurar el marcador. El tanto de la tranquilidad llegó seis minutos después, cuando los jugadores del Estudiantil sacaron rápidamente una falta y en tres toques se la pusieron a Chiño para que hiciera el segundo de la tarde y, también, el primero de su cuenta particular. Con casi todo el pescado vendido, los celestes siguieron acosando los dominios de Martín mientras el Riveira mostraba sus enormes carencias tanto en defensa como en ataque. Así se llegó a un descanso que pedían a gritos los pupilos de Vinseiro.

La segunda parte fue un calco de la primera. El Estudiantil asedió de nuevo la portería rival y encontró su premio a la hora de juego. Un magnífico centro chut de Mateo se coló por la escuadra sin que Martín pudiera hacer nada para evitar el tercero de la tarde. Desde ese instante, el Riveira fue aún más un títere en manos de los de Manolo Blanco, que porfiaron en busca de más goles. El cuarto fue el segundo de Chiño tras una buena jugada de toda la delantera, y el quinto llegó a falta de siete minutos para la conclusión. Un pase largo a la espalda de la defensa fue aprovechado por Iker para batir al portero visitante en la salida y llevar el júbilo a las gradas del campo de San Martiño.