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baloncesto - Nacional

La vida con otros ojos

El jugador del Mimela Samuel regresa a las pistas tras tener que operarse la vista

Tendrá que usar unas gafas protectoras durante meses para evitar golpes en el ojo. // Bernabé/Javier Lalín

Samuel Pernas dio el susto durante la pretemporada del EDM Mimela A Estrada. Un desprendimiento de retina lo dejó sin visión en un ojo y lo obligó a pasar por el quirófano para someterse a una delicada operación. A partir de ahí inició una dura recuperación, con más de tres meses alejado de los terrenos de juego. El alero estradense ya está de vuelta y lo hace para volverse a poner al frente de un equipo que ha aprendido a sobrevivir sin sus puntos. Superado el mal trago, Samuel quiere volver a disfrutar del baloncesto, aunque por el momento deba tener cuidado con los golpes que recibe.

"Fue un desprendimiento de retina que tuve en verano, en agosto. Los médicos no me supieron decir el motivo. Simplemente de un día para otro dejé de ver por el ojo izquierdo. Me tuvieron que operar a los tres días de urgencia y tres meses de reposo", recordó el jugador rojillo. "Al principio pensé que era algo más sencillo pero luego ya me dijeron que era algo más serio, que necesitaba cirugía intraocular. Después tenía el ojo inyectado en sangre y todo amoratado, daba miedo verme. Ni siquiera podía moverme por miedo a que se me despegara la prótesis que me pusieron en la retina. Estuve dos semanas boca abajo, tumbado en cama por la operación. Tenía un gas dentro del ojo que me empujaba la retina hacia el globo ocular. Todo lo tenía que hacer mirando hacia abajo. Fue duro".

Su regreso ha destacado por su cambio de imagen, con el uso obligado de unas gafas protectoras. Las llevará durante meses, aunque confía en que no tenga que ser para toda la vida. "Tengo que usar unas gafas protectoras porque tengo que tener cuidado con los golpes en el ojo y alrededores. Ahora mismo tengo la misma vista que cualquiera pero está todo muy reciente", explicó. "Cogí unas un poco más de ciclismo, sin montura por abajo. Las cerradas me eran incómodas porque no veía bien hacia los lados. De momento me van bien. Ya me dieron un par de golpes y no me hice daño. Lo único malo es que a veces se me empañan un poco. Lo importante es que me dan tranquilidad", añadió en este sentido.

Sus estudios le están impidiendo sumarse a todos los entrenamientos de su equipo, ya que solo puede acudir los viernes, pero ya busca un club en el que poder entrenar en Santiago durante la semana para adquirir ritmo. "De momento me encuentro bien. El primer partido lo jugué con unas lentillas que estaban mal graduadas y fue un poco desastre. En el segundo ya las cambié y me noté mejor. En el plano físico también, porque ya había realizado algunos entrenamientos. Físicamente voy recuperando el tono poco a poco pero me falta tacto de balón. Luego voy acoplándome de nuevo al equipo. Pensé que me iba a costar más volver", manifestó.

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