Francis Sixto es su principal rival a la hora de afrontar lo que se le viene encima. Quienes le conocen y le tratan estos días se han dado cuenta de que el entrenador del Lalín tiene la moral por los suelos y alberga muchas dudas sobre su capacidad de poder sacar al Lalín del atolladero. "En la reunión que mantuvimos con la directiva estuvimos de acuerdo en que hay que buscar algo, pero también me dijeron que no aparece nada", explicaba ayer el cariacontecido técnico rojinegro. La mala situación del equipo y la presión a la que está sometido en su propio trabajo han hecho que Francis Sixto lleve semanas estresado. Por eso, la ratificación del pasado lunes le ha venido muy bien para su estado de ánimo, señalando ayer que "nos dijeron que estaban tranquilos, que nos apoyan porque estamos trabajando bien y que no se nos pase por la cabeza dejarlo". De todas formas, si el balón no entra este domingo en el Cortizo, y los puntos no se quedan en casa, todo indica que será el técnico quien abandone el puesto superado por los acontecimientos. De suceder, la papeleta que tendrían que resolver los dirigentes del conjunto del Cortizo tampoco sería nada fácil porque estarían obligados a buscar una solución de emergencia tanto en el vestuario como en los refuerzos necesarios para la delantera y el centro del campo.