Desde primera hora de la mañana de ayer la Praza da Igrexa de Lalín se convirtió en un ir y venir de vehículos con años de historia para participar en la primera edición del Rally de Regularidad Villa de Lalín, organizado por la Escudería O Toxo. Austin, Renault, BMW, Porsche, Mercedes, Citroën, Opel, Ford o Seat, entre otros, fueron aparcando en la céntrica plaza lalinense mientras los curiosos se acercaban a ellos con admiración para comprobar que, como los vinos, estos ejemplares ganan con el tiempo. Al final, 58 equipos tomaron la salida para completar un recorrido de 150 kilómetros por varios puntos de la comarca dezana desafiando al calor pero con el objetivo de demostrar su amor a un modelo o a una marca.

La victoria fue para Miki Caldas y Diego López con su BMW 2002. Tras los de O Salnés finalizaron en la general José Luis Mosquera y José Manuel Fernández al volante de su Opel GT 1900, y terceros fueron Jesús Míguez y Mar González con su BMW 1602 que, además, finalizó primero sin medidor.

Por lo que respecta a la numerosa participación de pilotos de la Escudería O Toxo, el R-8 de Jorge Panadeiros y Cristina Rodríguez fueron los mejor clasificados entre los locales por delante del Mercedes 350 SL de Juan Recimil y Alejandro Barrios, y el Seat 124 de Rubén González y Javier Martín, que se desplazaron desde Cataluña para participar en la prueba. Mención especial merece el puesto 26 conseguido por las dezanas Raquel Lorenzo y María Castro al volante de su flamante Seat 124 2000.

En cuanto a la valoración de la prueba por parte de sus organizadores, Víctor Grande, presidente de O Toxo, señalaba a la finalización de la misma que "la gente se ha quedado muy contenta con la prueba y sólo hemos tenido que registrar un par de abandonos en todo el día". El éxito de la cita prevé una segunda edición de una prueba que puso ayer en el mapa de este tipo de eventos a la cabecera comarcal de Deza. Además, un par de unidades llegaron al parque cerrado más tarde de lo previsto después de perderse por el trazado selectivo elegido para la ocasión por los organizadores del rally.

La jornada dedicada a los coches clásicos se cerró en Lalín con una cena de confraternidad en los salones del Hotel Palacio de la localidad, a la que asistieron más de un centenar de comensales entre pilotos y acompañantes. Algunos de ellos aprovecharon el fin de semana para pernoctar en Lalín y emprender hoy viaje de vuelta a sus respectivos lugares de origen.