La fortaleza como local es una de las grandes bazas que esgrimen todos los equipos para conseguir sus objetivos a final de temporada. Y esa fortaleza es la que quiere recuperar el Xuven de Cambados en la LEB Plata, donde arrastra una racha negativa como local que le ha impedido conocer la victoria desde el pasado 16 de diciembre, cuando superaban por un apretado 74-70 al Extremadura Plasencia, uno de sus rivales directos en la lucha por la permanencia.

El triunfo cosechado ante Agustinos León ha servido para dar tranquilidad al conjunto que dirige Chiqui Barros, salir del descenso y poder preparar con más tranquilidad un partido como el que van a disputar mañana en O Pombal, ante un Ávila que vuelve a pelear, un año más, por clasificarse para el play off de ascenso en las mejores posiciones.

El poderío abulense lo sufrieron los cambadeses en sus carnes en el encuentro de la primera vuelta en su visita a Ávila, donde acabaron siendo superados por un tanteo de 75-61. En ese partido, los castellanos impusieron su mayor forma física y el Xuven sufrió una de las calamidades que lleva arrastrando esta temporada, la primera lesión de tobillo de Gerard Sevillano, que se había incorporado recientemente al equipo para sustituir a Bernard Morena, que no llegó a enfundarse la camiseta amarilla del club.

La escuadra amarilla volverá a afrontar el partido muy escasa de rotaciones tras la recaída de Gerard Sevillano, que le ha obligado a dejar la disciplina amarilla, pero con la intención de arrancar algo positivo y dar una alegría a la afición cambadesa, que todavía no ha disfrutado de un buen resultado este año en O Pombal.

Los castellanos forman una escuadra muy coral, en la que todos pueden resultar peligrosos para el rival, aunque los amarillos deberán tener especial cuidado con nombres como Jon Ánder Aramburu, Guillermo Mulero o Njegos Sikiras, que ya en el encuentro de la primera vuelta fueron determinantes en el triunfo ante el Xuven.

Un triunfo permitiría al Xuven afrontar los próximos encuentros, en los que se mide a rivales directos por la permanencia, con un colchón sobre sus perseguidores y con la moral alta para certificar, un año más, la permanencia en la categoría.