César Sánchez dirigió ayer su último encuentro como técnico del Villalonga, una decisión que era esperada después de la reunión que mantuvo con la directiva la pasada semana, en la que ya se le transmitió que, pasase lo que pasase contra el Noia, dejaría de ser entrenador del cuadro celeste. Pese a ello, Sánchez dirigió a sus pupilos en un encuentro en el que "tuvimos muchas opciones de ponernos por delante en la primera mitad, con varias ocasiones, entre ellas un disparo al palo y varios mano a mano con el portero visitante". Sin embargo, en la segunda mitad, los celestes sufrieron un duro castigo, primero en forma de gol, y después de expulsión en la figura de Hugo Pintos, una decisión arbitral que "condiciona el partido, porque las dos amarillas son muy rigurosas, y con diez ya el equipo no tuvo fuerzas para buscar la igualada, sobre todo tras encajar el segundo de Stefan".