El Céltiga solventó favorablemente todo un match ball en el partido que le enfrentaba al Noia. Tenían los de A Illa muchas cuentas que saldar en el último emparejamiento del año en el Salvador Otero y el 1-0 definitivo se convirtió en un enorme balón de oxígeno para los de A Illa.

De la importancia de los tres puntos en juego se encargó de dar constancia el propio devenir del partido. La puesta en escena de ambos equipos estaba sustentada en el buen posicionamiento táctico. Sin riesgos defensivos y tratando, en ambos casos, de llevar el balón a zonas de compromiso para el rival.

Poco a poco el Céltiga comenzó a sentirse más dominador. La amplitud por banda derecha con Nico como instigador se convirtió en el mejor recurso para acercarse al área de Pajarillo. Su profundidad generó desequilibrios en la línea defensiva visitante aunque sin mayores consecuencias durante la primera media hora de fútbol.

Una acción a balón parado se convertiría en el origen del único tanto. Manu recogió un balón en el vértice del área tras un saque de esquina y su perfecto trallazo raso se colaría como un obús por la cepa del poste derecho de la portería defendida por los noieses.

Ese 1-0 obligó a reorganizar el guión establecido. El Céltiga, después de cuatro partidos sin hacerlo, volvió a marcar en el Salvador Otero, pero quedaba la otra parte del trabajo por hacer y eso no era otro que no encajar. En ello se afanaron los locales que apenas volvieron a pisar el área rival en los primeros 45 minutos.

El Noia, colista, sabía que muchas de sus opciones de permanencia pasaban por lo que sucediese en el Salvador Otero y en el descanso su técnico Jaime Sánchez ordenó un acoso absoluto a la portería de Manu Táboas. La intensidad con la que se aplicaron los barbanzanos en esos diez primeros minutos de la reanudación hicieron rondar la amenaza del empate entre la afición local.

La mejor oportunidad de los visitantes llegó en un lanzamiento de falta directa que Nando estrelló en la madera con un Manu Táboas ya batido. A ello sumaron numerosas acciones a balón parado en las que los de Manolo Núñez se mostraron lo suficientemente expeditivos para evitar un disgusto.

Poco a poco la intensidad del Noia fue disminuyendo, aunque siguió manteniendo la apuesta por irse hacia la portería rival. El Céltiga esperaba con las líneas bien juntas alguna recuperación que le sirviera de espoleta hacia el área y lo cierto es que esas situaciones se dieron, pero faltó una mejor toma de decisión en la secuencia de pases para sacar partido a tanto espacio concedido por su oponente. Con todo ello, Javi Vidal y Álex Pena tuvieron sendas oportunidades para cerrar el encuentro. La mejor de ellas fue la de Javi Vidal, pero erró en el mano a mano ante Pajarillo.

El paso de los minutos hacía crecer la ansiedad en ambos equipos. Unos por mantener el empate y otros por lanzarse a toda costa hacia la portería buscando un punto con incluso más valor anímico que matemático. El susto más grande para el Céltiga llegó prácticamente en la última acción del partido cuando José Piñeiro tuvo un mano a mano con Manu Táboas que solventó el portero con una acción que dio dos puntos a su equipo más que necesarios para recuperar la tranquilidad.