Saben en Cambados de la importancia de los roles, del orden a la hora de priorizar quien y cuando debe asumir la responsabilidad que por su calidad le toca. El Xuven era ayer un equipo corto en cuanto a efectivos, pero muy profundo en cuanto a recursos. Chiqui Barros no necesitó más que de siete jugadores -bien es cierto que no disponía de mucho más- para hacerle mucho daño a un Navarra que no sabía ni de donde le venían. En el orden encontraron el concierto los amarillos y también su tercera victoria en siete jornadas.

Comenzó el partido desatado en cuanto a anotación y ya no bajaría el ritmo. Will Saunders se dedicó a repartir juego en el primer cuarto. Los beneficiados fueron un Jawara espectacular todo el partido y un Carlos Poyatos que aparecía en el momento justo para castigar la mayor atención de la defensa navarra sobre sus compañeros. A la fiesta se unía también Juanchi Orellano destapandose en muchas virtudes y entre ellas la del lanzamiento exterior.

Además la presencia de Jawara estaba condicionando enormemente el juego. Un dato elocuente es que se fue el descanso habiendo cogido él solo más rebotes que todo el equipo rival junto. Pero antes hubo que pasar por un segundo cuarto de baloncesto ofensivo con mayúsculas. El parcial de 31-31 no basta para entender el extraordinario nivel de acierto exhibido.

Y es que si el Xuven llegó al ecuador con un extraordinario 7/9 en lanzamientos de tres puntos, los pamplonicas todavía se mostraron más certeros con un inaudito 10/12 desde la larga distancia. En este apartado la actuación de Iñaki Narros merece un aparte. El veterano jugador no solo anotó los cinco triples que intentó, sino que se fue hasta los 23 puntos al descanso tirando de su equipo en los momentos más comprometidos (51-38).

La inercia de buen juego visitante se mantuvo en la salida del tercer periodo. Un parcial de 0-8 hizo que el Xuven se viese por vez primera por debajo en el marcador (55-58) con Kris Davis tomando el relevo de su capitán en materia ofensiva. Fue entonces cuando tocó tiempo muerto para recomponer ideas con el dominio del rebote como elemento innegociable.

Los amarillos se rehicieron en el marcador antes de entrar en el último cuarto. Su facilidad para encontrar segundas opciones le permitió mantener siempre la iniciativa ante un Navarra que hacía la goma continuamente en el electrónico.

Cuando quisieron endurecer la defensa, los visitantes mostraron sus carencias en la salida del último cuarto en forma de muchas faltas en la salida. Eso fue una cuestión que interpretó perfectamente el Xuven para dominar el ritmo de partido y no ponerse nervioso ni siquiera en los momentos propicios para ello. El balón llegaba siempre al jugador que mejor opción tenía para anotar, si bien lo importante era quien tenía que crear la primera ventaja. Y en eso Jawara, Saunders y Orellano llevan puestos los galones. De ello se beneficiaron convenientemente sus compañeros y todo el equipo para disfrutar de una victoria trabajada y que insufla confianza de cara a lo que está por venir.