Excelente debut en Tercera para un Céltiga que venció, convenció y, además, dejó importantes pinceladas que hacen presagiar éxitos futuros, sobre todo porque, como si de un grande se tratara, este equipo también puede presumir de tener un tridente de lujo.

Es cierto que ayer su 9 no estuvo afortunado y no hizo gol, pero disputó cada balón como si fuera el último, aprovechando al máximo su envergadura, sin esconderse en ningún momento y fabricándose importantes jugadas de peligro que, ya fuera por mala suerte o por la excelente actuación del portero rival, Rodri, no acabaron en gol.

Este potente delantero centro cuyo estilo recuerda al de jugadores como el exatlético Diego Costa promete, y desde luego puede dar muchas alegrías a los aficionados isleños, sobre todo porque en las bandas tiene como aliados a dos jugadores tan hábiles como rápidos y descarados que, a pesar de tratarse del primer partido de la temporada, demostraron que están preparados para lograr grandes metas.

Se trata de un viejo conocido de los aficionados arousanos, Eloy, que ayer no dejó de comerse la banda izquierda y a cuantos defensores trataban de frenarlo, y de un joven que aparenta menudo pero que sorprende por su atrevimiento, su fuerza y sus internadas por la derecha, Nico.

Lógicamente lo mejor del partido fue el resultado, un 2-1 frente al Negreira, aunque se antoja corto, a tenor del dominio claro de los isleños durante prácticamente todo el encuentro y de las numerosas ocasiones de gol generadas.

Pero pensando a corto, medio y largo plazo lo mejor para el club y los aficionados es, precisamente, el papel desempeñado por esos tres delanteros, destacando en la primera parte Eloy y en la segunda, un Nico al que sus compañeros buscaban continuamente, y que acabaría metiendo el tanto que abrió el marcador.

En el primer minuto de juego una internada de Xian que derivó en una pared al borde del área con Reigosa le permitió disponer de la primera ocasión, con un tiro ajustado al palo que detuvo el gran portero negreirense.

Aquello era el anuncio de lo que estaba por llegar: un Céltiga creando ocasiones y un guardameta rival espléndido bajo palos.

Se vio también en el minuto 8, con un lanzamiento desde la frontal a cargo del propio Reigosa que se fue rozando el palo izquierdo; y de nuevo un minuto después, con un pelotazo de Estefan despejado bajo palos por Rodri.

Mientras Eloy se empeñaba en irse de todos -y lo conseguía- haciendo gala de su rapidez, el partido se había puesto casi sin querer en el minuto 15, y a esas alturas el Céltiga había lanzado ya tres saques de esquina, y el Negreira seguí sin llegar.

Fue en el 20 cuando el Negreira realizó su primer disparo con cierta intención, detenido sin apuros por un Manu Táboas que apenas tuvo que emplearse, pero que resolvió con facilidad cuando le tocó hacerlo. A excepción del espectacular gol encajado, del que se hablará más adelante.

Tras ese primer aviso del Negreira llegaron otros dos, estos más serios, en apenas un minuto. Parecía que el equipo coruñés había decidido meterse en un partido que el Céltiga había decidido dominar desde el pitido inicial.

El problema de los isleños hasta ese instante, y de ahí las tablas en el marcador, es que su estrategia ofensiva se limitaba a las carreras de Eloy y a los remates de un Estefan sin fortuna.

Lo que sucedió entonces, cuando corría el minuto 25, fue que el árbitro paró el partido para que los jugadores pudieran refrescarse.

Cuando lo reanudó ambos equipos parecían haberse relajado en exceso y empezaron los pelotazos y el descontrol. Pero por fortuna fue solo un instante, ya que Nico decidió entrar en escena, y a partir de ahí empezó otro partido. Seguía dominando el Céltiga, pero ahora con una mayor presencia del tridente y más peligro.

Terminó la primera mitad con un buen tiro de Eloy y una mejor parada de Rodri; y con el Céltiga achuchando a un Negreira metido en su área. Los de Edu Charlín se habían merecido el gol, pero se fueron al vestuario sin premio.

El primer minuto de la segunda parte sirvió para constatar el mismo atrevimiento que el Céltiga había mostrado en el arranque de la primera. Pero esta vez el entendimiento entre Eloy y Nico sí iba a tener recompensa. El primero inició la jugada, se internó hasta meterse en el área y su golpeo se topó de nuevo con un gran Rodri. Sin embargo esta vez el arquero no pudo bloquear, llegando el balón al 7, que había acompañado bien la jugada y le pegó con rabia para alojarlo entre los tres palos.

Junto a Estefan querían seguir siendo los protagonistas, y vaya si lo fueron. Aunque había otro invitado inesperado para ocupar el trono en el partido de ayer. Era Capelo, jugador del Negreira que metió el que quizás sea uno de los mejores tantos de la temporada.

Corría el minuto 58 cuando el árbitro, a instancias de su auxiliar, señaló una dudosa falta cometida por Capi sobre Cea. No parecía peligrosa, ya que tuvo lugar pegada a la línea de fondo, a medio camino entre la banda derecha del ataque del Negreira y el área del Céltiga.

Lo que hizo Capelo fue convertir aquella escorada falta en una obra de arte, lanzando directamente el balón al palo largo de la portería defendida por Manu Táboas, que a pesar de su buen partido no pudo evitar que entrara por la mismísima escuadra izquierda.

El empate en el marcador llegaba en el minuto 60 y daba al Negreira más premio del que había merecido. Pero el Céltiga reaccionó pronto. Tanto que solo cuatro minutos después una pared ente Estefan y Nico permitió al segundo meterse en el área y golpear un balón que impactó en el brazo a Rubén. La pena máxima fue botada por Paco cuando ya corría el 65, situando el 2-1 en un marcador que ya no se movería.

Ni una segunda parada técnica para que los jugadores se refrescaran sirvió para modificar el guión. Es cierto que el Negreira, apremiado por la necesidad, puso mayor intensidad hasta el final, pero el Céltiga siguió llevando peligro con sus contras.

Incluso pudo existir un penalti no señalado sobre Camiño, que había entrado al terreno de juego en el 66, en sustitución de Reigosa. El técnico isleño quería que el exjugador del Arosa, que a pesar de su veteranía sigue manteniendo la técnica que siempre le caracterizó, metiera balones desde la posición de media punta para las llegadas de Eloy y Nico, incluso colocándolo como interior en alguna jugada. Fue así como llegó la internada en la que fue derribado dentro del área, si bien el colegiado no lo apreció así.