El debut del Arosa en Liga frente al Ourense sirvió para que el conjunto dirigido por Jorge Otero se mostrara ante su público como una formación rápida, que maneja bien el balón, que quiere jugar al toque y que derrocha ambición, sobre todo mucha ambición. Pero por momentos la intensidad y las ganas de agradar se tornaron en nerviosismo e inoperancia, de ahí que la escuadra arquelinada se dejara empatar un encuentro que no solo tenía que haber ganado con comodidad, sino que incluso debería haberlo hecho por goleada.

Y es que el conjunto rojiblanco dominó el encuentro de principio a fin -salvo en momentos puntuales en la recta final de la primera mitad, pero sin sufrir en ningún momento-, tuvo numerosas ocasiones de gol, pegó varios balones en los palos y se puso por delante en dos ocasiones... Pero acabó cediendo dos puntos a falta de cuatro minutos para los noventa reglamentarios.

En los cinco de descuento el partido transcurrió del mismo modo que los noventa anteriores, con el Arosa jugando en el campo del Ourense y con otro tiro al palo, éste de un rapidísimo Julio Rey, sobre el pitido final. Incluso Sylla -muy activo en el poco tiempo que estuvo sobre el terreno de juego- pudo haber sentenciado al hacerse con ese rechace, pero el balón se fue desviado cuando en las gradas se cantaba el gol de la victoria.

El partido había comenzado fuerte, con una internada de Seva Campkins hasta la línea de fondo que culminó en un pase de la muerte sin rematador. Corría el minuto 2, y solo hizo falta uno más para ver un buen cabezazo de Javi Pazos que se fue rozando el larguero.

Todo hacía presagiar una tarde-noche propicia para el Arosa, y más cuando la primera y tímida llegada del Ourense al área rival no se produjo hasta el 10. Los de Otero seguían apretando y en el 13 el capitán arlequinado, Rivas, cazó a media altura una pelota suelta en el área pequeña. Pero la mandó a las nubes.

Con el Ourense agazapado, aunque tiró el primer saque de esquina del partido (min. 17), el Arosa solo tenía que seguir empujando para conseguir el premio. Fue así como en el minuto 19 el colegiado pitó penalti por manos dentro del área ourensana tras un disparo de Julio Rey, quizás el mejor del encuentro y, desde luego, el que parece despertar mayores pasiones en la grada. El entrenador, desde el banquillo, reclamó a gritos que Javi Pazos lanzara la pena máxima. ¡Y acertó!

Corría ya el minuto 20, y ni siquiera ese gol en contra despertaba al Ourense, incapaz de jugar al fútbol frente a un Arosa que no dejaba de morder arriba y que por momentos tocaba el balón con criterio, moviéndolo de una a otra banda.

Pero en el 30 el Ourense lanzó su segundo córner, y un balón pasado que no revestía mayor peligro hizo que Marcos cometiera penalti sobre Renan Zanelli, tras arrollarlo en la pugna cuando ambos estaban de espaldas a portería y casi saliéndose del área hacia una banda. Fue así como llegó el primer empate, dando paso a unos minutos de tensión -el árbitro tuvo que castigar algunas duras entradas a partir de ahí- y sobre todo muchas dudas de los dos equipos, que parecían firmar las tablas a la espera de que llegara el descanso.

En la segunda mitad más de lo mismo. El Arosa seguía apretando, sin dejar que el Ourense saliera de su campo. Y de hecho prácticamente solo lo hizo para empatar, que no es poco.

Los arousanos se pusieron de nuevo por delante en el 48 con un potente disparo desde la frontal a cargo de un Manu Justo; más listo que los demás para cazar un rechace y alojar el balón al lado del palo largo a pesar de la buena estirada de Varela.

A partir de ahí el guión fue casi idéntico al del primer tiempo, aunque más doloroso para el Arosa, ya que el empate que casi nadie esperaba, viendo las evoluciones del encuentro, le llegó casi sobre la bocina, tras una jugada embarullada dentro del área.

Entre ese principio y ese final de la segunda parte destacó una magistral triangulación -con taconazo incluido- entre Pazos, Julio Rey y Yeray que los metió en el área y acabó con el balón estrellado en el palo. También es de reseñar la galopada por la banda de Seva Campkins que provocó el agarrón de Novoa que le costó la segunda amarilla, así como varios disparos de Manu Justo que a punto estuvieron de ser gol.

Del Ourense poco puede ensalzarse porque poco hizo en el partido. Se salva la actuación del goleador y una parada espectacular de Miguel Varela, que con la mano abajo detuvo un lanzamiento de Yerai en el 23 de la segunda que se cantaba como gol.

Y el partido, que murió en el 93 con el citado zapatazo de Julio Rey, terminó como había empezado y como transcurrió durante prácticamente todo el tiempo reglamentario: con el Ourense contra las cuerdas. Y el Arosa resignado, porque sorprendentemente solo pudo hacer dos tantos.