"Teníamos un paciente en paro cardíaco y conseguimos reanimarlo". Con estas palabras definía ayer el nuevo presidente del Villalonga, Carlos Bouzada, su decisión de tomar las riendas del club en el que llevaba dos años realizando labores de director deportivo, sustituyendo a su compañera de directiva Lorena González. La decisión de Bouzada fue muy meditada y se tomó "con el único fin de salvar la vida de una entidad de 70 años de historia y con una importante base social que se encontraba en el camino de la desaparición, algo que no se podía consentir".

Bouzada reconoce que el camino que le queda en la presidencia del club no va a resultar precisamente sencillo. Con la anterior plantilla prácticamente desarbolada, el nuevo presidente deberá trabajar en la reconstrucción de un equipo, comenzando por la elección de técnico y continuando con la contratación de un grupo de jugadores que les permita competir por mantenerse en la categoría. Gran parte de los jugadores de la pasada campaña ya han fichado por otras escuadras ante las perspectivas en las que se encontraba el club celeste hace tan solo una semana, donde estaba abocado a la disolución.

"No nos queda otro camino que ponernos a trabajar en estas cuestiones con el fin de completar un equipo adecuado lo antes posible; somos muy conscientes de que gestionar un club de estas características en Tercera División es muy complicado, pero asumimos el reto con mucha ilusión y con ganas de trabajar", reconoce Bouzada, que va a contar con el respaldo del 90% de la directiva que encabezaba Lorena González, a la que se le han sumado otros socios interesados en colaborar con la entidad. El nuevo presidente también abre las puertas a todos aquellos que "quieran aportar cosas y ser partícipes de este proyecto".